jueves, 22 de noviembre de 2007

La generación de 2.007

Tengo más de cuatro años que no asisto a una marcha de la oposición. Desde el año 2.003 no me motivaba medianamente para asistir a esas jornadas que se convocaban sin ningún tipo de liderazgo consistente y por supuesto, sin algún objetivo definido.

Digo esto de antesala, porque estoy motivándome para acompañar a los estudiantes que están convocando para una marcha hasta el Palacio de Miraflores el próximo lunes. Me gusta la convocatoria, me gusta el liderazgo que la esta convocando y mucho más me seduce el objetivo de la misma; cual es ocupar esos espacios con el mismo derecho que le asistió a la concentración chavista del Día del Estudiante.
Creo que los muchachos, lo de muchachos es por la diferencia de edad y por cariño al fin y al cabo en el grupo están mis hijos, ya agarraron el liderazgo de la sociedad civil, le pisaron el poncho a los partidos políticos, a los periodistas metidos a políticos, a los profesionales metidos a políticos y por supuesto a los políticos…profesionales. Los estudiantes están en la onda del sacalapatalajá del año 1.928 cuando le latieron en la cueva al Bagre (Juan Vicente Gómez) y el movimiento estudiantil del año 1.957 que arrinconó al gordito de Michelena (Marcos Pérez Jiménez).
Le hice seguimiento a toda la actividad programada para el Día del Estudiante del 21 de noviembre de 2.007 por ambos sectores. El movimiento estudiantil del gobierno en nada se diferencia de las movilizaciones que surgen de la mano del régimen, mucho reclutamiento clientelar, numerosos estudiantes arreados y bastante masa de las misiones Robinsón, Sucre y Ribas embarcadas en otra abundante caravana de autobuses, autobusetes y vehículos oficiales de gobernaciones, alcaldías y demás organizaciones del estado, desde el interior del país con el kit revolucionario del juguito de naranja de a cuartito, el clásico pan francés relleno de jamón y las dos naranjitas que hacen de suerte de cajita feliz revolucionaria. Fue un SI ayuno de entusiasmo espontáneo, de escasa gracia voluntariosa y original, exageradamente cargado del colesterol oficialista que emana de las arcas de los organismos que la financiaban y peor apadrinados por los triglicéridos de la nomenclatura chavista que le sirvió de telón de fondo cuando fueron a peregrinar a La Meca chavista en que se ha convertido Miraflores para los revolucionarios rojos rojitos.
En cambio la concentración de los estudiantes republicanos, constitucionalistas, nacionalistas y venezolanos soberanamente, tuvo otra caracterización que marcó una distancia diametral entre ambas movilizaciones. El entusiasmo salía a chorros de las gargantas en los cantos y los lemas que acompañaron los discursos, la ausencia de autobuses y otros bagajes característicos de los estudiantes gobierneros marcaron un signo de espontaneidad suprema en los muchachos, los discursos fueron impecables y con la coherencia que exigía las circunstancias y el día; Jon Goicoechea fue un tribuno en su discurso, el acuerdo final leído por Stalin González recogió lo que aspiraba la mayoría de quienes adversan al gobierno (Aquí se fueron mas allá de la contingencia estudiantil) y el mensaje de cierre del nuevo Presidente de la FCU abrocho como los grandes. En síntesis la organización y ejecución de la actividad del Día del Estudiante cubrió las expectativas del grueso de los venezolanos que esperábamos, conteniendo la respiración y ansiosos al borde del infarto, que emergiera un nuevo liderazgo que mandara a las duchas a los carcamales que aún no han entendido las señales de la Sociedad Civil y de la Venezuela del siglo XXI. De las gargantas de los estudiantes nacionalistas surgió un rugido emotivo y sanguineo que le esta diciendo NO a la reforma constitucional propuesta por el dictador; pero tambien un NO a la continuacion del regimen.
Este análisis es el que me ha motivado a desempolvar mis zapatos de goma para estar diciéndole presente a Stalin González, a Jon Goicoechea, a Freddy Guevara, a Ricardo Sánchez y al nervio estudiantil el próximo lunes 26 de noviembre de 2.007 en la marcha hacia Miraflores. Como soldado replegado a sus cuarteles de invierno y perenne estudiante de la Universidad de la Vida, estaré en la vanguardia cumpliendo con el compromiso de ciudadano, de venezolano y de padre de familia de alentar al nuevo liderazgo que emerge. Lo que esta en juego es el futuro de los hijos.
Creo que ha nacido el liderazgo ideal de la coyuntura política del país. La generación del 28 que se enfrentó al General Juan Vicente Gómez ha reencarnado en los nuevos Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Jovito Villalba, Miguel Otero Silva, Isaac Pardo, Pedro Juliac, Joaquín Gabaldon Márquez, Luís Villalba Villalba, Nelson Himiob, Inocente Palacios, Jacinto Fomboná Pachano, José Tomas Jiménez Arraiz y muchos más. De la misma manera los líderes del movimiento estudiantil de 1.957 que establecieron la plataforma de movilización para la salida del General Marcos Pérez Jiménez el 23 de enero de 1.958 han resurgido en la fibra y el nervio de los muchachos de esta generación del 2.007 que servirá de motor para impulsar la salida del Teniente Coronel Hugo Chávez y su régimen tiránico y oprobioso del gobierno; pero al mismo tiempo serán el cerebro que abrirá las puertas a la paz, la libertad y la independencia en el encuentro del siglo XXI con la Venezuela del futuro.
Venezuela debe darle un voto de confianza al liderazgo de los estudiantes y todos los venezolanos debemos atesorar nuestros esfuerzos, para lograr la unidad en torno a sus propuestas.


Caracas, 22 de noviembre de 2.007

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