martes, 13 de noviembre de 2007

!Desángrate!

Desángrate,
sin pausas hacia el sur
y elude el norte,
jalona con tu marcha
el azimut
de paz, de libertad y de union,
hasta el volcán en flor
que aprieta tu talega;
empuja razonable la excreta emocional,
de quien,
no muere en el intento,
aun muriendo,
para alcanzar la cima de la vida
y quien suda !...al trote mar...! su futuro,
por la savia turbulenta de su historia
de honor, de gloria y de civismo.

Desángrate hacia el sur,
hombre de estero,
peón de la selva,
varón de la cordillera eterna,
niño del litoral,
sempiterno personaje de la ciudad,
vale del llano
personaje de la ínsula cordial,
primo cordial;
surca tus ríos vernáculo paisano;
alienta sin reserva la emoción,
de quien llevando el viento en la descarga,
sabe que se graniza en su heroísmo,
en la primera carga del combate.

Despierta hombre Amarillo,
en la riqueza de tu cerro
y de tu valle,
arma tu bayoneta con las siete estrellas
y cuélgala
en el tatuaje de tu mano firme,
frente al pecho erguido con tu sangre roja,
sangre azul, sangre amarilla
que trasunta el camino
en el objetivo
de tu croquis sudoroso,
en el arco iris de la patria
desde Castillete en el oeste de tu Ejercito,
hasta Punta de Playa al oriente de la proa de tu Armada;
y desde las turbinas hirvientes y brumosas de la Aviacion de combate,
que surcan el norte
de tu Isla de Aves,
hasta la cristina orgullosa de un Guardia Nacional
en el sur,
como se desagua rapidito
en la Catarata de Huá.

Despierta hombre Amarillo
en tu línea de partida
y en el plasma hirviente
de tu portaestandarte,
y allá,
hacia la deriva del obús redivivo
y sin samanes de Gúere,
en la ardiente ronquera del cañón vigente
con su vozarrón sin escarchas,
con la mano asida en el fusil,
que entona
clarinadas para calzar la bota,
en las notas púrpuras de la sangre que corre,
desde las culebrinas del patio de ejercicios
hasta el tanque
que duerme
su sueño de consuelo y de futuro,
mientras
un disparo de alerta
nos da en la diana viva,
y se va engranando
diente a diente
y sin espasmo sutil y abierto,
en el surco aleve de la muerte;
mientras,
el camuflaje de la felonía
continúa
en su marcha acelerada,
calzando en la vanguardia vasta de lo oscuro,
como quien silba ajeno a la vitrina.

Arriba hombre de Azul,
leva
las anclas del navío,
abre las velas albas de la angustia
y orienta tu timón de la esperanza,
bajo la mano ingenua de aquel niño;
ciérrate a la espesura de la infamia
y sella la agonía
de quien acecha en la incomoda vigilia
de nuestra incomoda y vigente posición de asalto;
acampa en el vivac del ser etéreo;
frisa su inquina de gacela impresa,
con el correo celeste que te eterniza
y que te lleva presto tu encomienda viva,
y dilata al cielo
tu mensaje ingenuo y raso,
hombre de azul;
vibra,
en la jornada de quien canta en la angustia,
de morir en la ignominia
y se borra con su código indeleble.

Arriba Lázaro carmesí,
levántate y anda,
despójate del sayo que en la Parca,
todo te transmutaba en el duelo indecente,
alíviate en el riesgo de una valija inútil,
en el tránsito honroso de construir nación.
Ahíla la manada hacia la luz,
como quien gira jubiloso el desencanto
y marcha con la gloria de la vida.

Arriba,
hombre de rojo
en todos sus matices,
vuelca la incandescencia de la tea
y descárgate del halo
que te arroja incongruente,
a un rincón taciturno
forzándote a esgrimir
tu espiritualidad.
Lanza la túnica legendaria
que te arrastra despreciado
del mítico santoral
y te pisa con rigor de mastodonte,
el duro escapulario de exigir.



Sube a tu cornucopia de amarillo,
siembra los haces
del cuartel de allá
y empuña con la flecha libertaria,
también la lanza agreste
que te trajo hasta acá.
Cabalga tu caballo
de siniestra ignorancia
y enrutale una carta
que lo lleve a la luz
y lo torne hacia el camino de la vida.

Arriba,
hombre de rojo, de azul y de amarillo,
no eres de Oz,
te adornas con la luz de tu cerebro,
te anima la emoción del corazón
y resumes la fibra en tu valor;
entona los acordes,
armoniza sinfónico
y lanza al viento
tu canto coral
de patria y de nación,
tu gañote retumba
con armonico apresto
de cargar en la ruta
la prez del coraje
y el valor de tu don,
y tus compases serenos
de pueblo enardecido,
que se levanta uncido
de la gloria de Dios,
para lanzar el yugo
que vibra en despotismo,
y asi nublar la carga
de augusto recipiente,
por enterrar
la ley sin el respeto
de la virtud y el honor.

Despierta tricolor,
engancha en la pretina
de tu ancestral atavío,
Queseras del Medio, Mata de la miel,
Los Horcones, Los Taguanes,
La Victoria,
¿Por qué no?
La Puerta,
y Urica
donde
el primer Boves
que desangró la patria
cayó como el sendero,
que él mismo cosechó;
el paso de los Andes,
la carga en Carabobo,
el inmortal Junín,
la odisea de Ayacucho,
la gloria en Bomboná
y la insigne Pichincha ,
son tu alijo de gloria;
carga hombre amarillo, de azul y de rojo
con tu aventura de nación,
de país,
de republica,
de hombre,
de mujer,
de niño,
de niña,
de estudiante,
de obrero,
de ama de casa,
de escritor,
de maestra,
de rico,
de pobre,
de indio,
de negro,
de blanco,
de gloria,
de bravo,
de pueblo,
sin yugo
de ley,
de respeto,
de virtud
y de honor,

¡Arriba hombre amarillo, de azul y de rojo!
¡Desángrate hacia el sur!

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