miércoles, 5 de diciembre de 2007

BOLIVARIANOS Y CHAVISTAS

Desde la salida del General en Jefe Raúl Isaías Baduel del Ministerio de la Defensa y su polémico discurso sobre la manera de la conducción del país por parte del Presidente Hugo Chávez Frías, estoy percibiendo un nucleamiento del bolivarianismo en torno a algunos factores de peso y un claro distanciamiento del chavismo.
El proyecto de Reforma a la Constitución Nacional presentado por el Presidente Hugo Chávez ha servido para deslindar claramente las posiciones entre chavistas y bolivarianos. Si Chávez concibió originalmente su propuesta para consolidar su proyecto político de una manera personalista para perpetuarse en el poder, al mismo tiempo que posicionó al país entre quienes apoyaban la reforma y quienes abiertamente no estaban de acuerdo; consiguió sobremanera abrir un cauce bastante profundo entre quienes se sienten identificados con el proyecto original del Árbol de las 3 raíces (Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora) de la Revolución Bolivariana que explotó el 4 de febrero de 1.992 y quienes alientan al Sátrapa a conducir los destinos del país bajo la férula de una dictadura personalista, autocrática y reaccionaria.
Es innegable que el chavismo como doctrina política es una colcha de retazos que coloca por acá un poquitico de Fidel, una ñinguita de la tercera vía, una cucharadita de marxismo, bastante de estalinismo, mucho del nacionalsocialismo (Nazismo), suficiente fascismo, una pizca de fanatismo, ignorancia y oportunismo al gusto; Simón Bolívar y Simón Rodríguez espolvoreados o finamente rallados sin que se note mucho en el sabor, adornar con Ezequiel Zamora; bastante de Guardajumo y rellenar con mucho de Pedro Pérez Delgado, el delincuente y abigeo de principios del siglo XX que es un icono en la revolución y al que apodaban Maisanta. Esa es la receta del chavismo para montar una doctrina política. Eso ni es doctrina ni es política, es la simple asociación para delinquir de un grupo de malandros, escudados en una constitución que se llama AK-47, en el mesianismo de un iluminado de clara referencia sociopatica y encaramados en las necesidades básicas de un pueblo.
En el bolivarianismo hay otra cosa. Hay doctrina, existe política y emergen principios que tuvieron vigencia en su época, pero que en esta etapa de globalización, de telecomunicaciones, de inteligencia artificial, de chips miniatura, de IPod, de nanotecnologia y de información en tiempo real, es difícil su adaptación y actualidad. En todo caso entre chavismo arcaico y retrogrado del siglo XIX; y bolivarianismo del siglo XXI yo prefiero la Venezuela que ve hacia el futuro.
Individualidades como el Teniente Coronel Yoel Acosta Chirinos quien habla en nombre del bolivarianismo del Samán de Güere, refiere al chavismo y su expediente de amoríos con Fidel Castro, como una suerte de perversión del proyecto original; Ismael García y PODEMOS se desmarcan abiertamente del chavismo autoritario, dictatorial y decimonónico y rescatan las banderas revolucionarias y vanguardistas de la Constitución Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela aprobada en 1.999; mientras que Raúl Isaías Baduel, ahora en un rol mas activo de Catón de Utica y completamente ubicado en la acera de enfrente al Julio César de Sabaneta se lleva una buena tajada de las simpatías de la sociedad civil y lo que es mas doloroso para Chávez, remolca y acarrea una buena parte de los revolucionarios brillantes dentro de la Fuerza Armada Nacional que comprendieron que el camino por los donde los arreaba el comandante era el del pasado.
No se hasta donde puede llegar el mensaje angustiado de quienes quieren conservar y rescatar unas supuestas virtudes originales del proyecto bolivariano que se expresó inicialmente de manera sangrienta el 4 de febrero de 1.992 y de peor forma a partir del 6 de diciembre de 1.998 con la llegada de Hugo Chávez al poder por la vía de elecciones.
Si estoy convencido que el debut en la esperanza de los venezolanos de este proyecto político, que se expresó levantando las banderas del bolivarianismo puro y candoroso, y su despedida de la escena política se sumerge como un chavismo, huérfano de liderazgo colectivo y bien pletórico de corrupción e ineficiencia; y lo que es peor, tendrá poco espacio en la Venezuela del siglo XXI que aun se mantiene con las rémoras y experiencias del siglo XIX.



Caracas, 05 de diciembre de 2.007


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