viernes, 1 de agosto de 2003

El fiel de la balanza

Todo el mundo se aventura a señalar al General de División (Ej.) Raúl Isaías Baduel como el fiel de la balanza en una coyuntura de enfrentar al Presidente Chávez, en una etapa post revocatorio.
Hasta en una crisis pre-revocatorio, el General Comandante de la Guarnición Militar de Maracay es percibido como un indicador castrense, con su obvia incidencia hacia el sector político. Todos ponen su atención en la expresión de Raúl, en los gestos del Jefe Militar del Centro, en la exégesis de la expresión del Cartujo de Las Delicias.
Eso señalaría que el Místico Raúl Isaías genera algún efecto de referencia hacia lo interno de la corporación militar, tiene suficiente liderazgo dentro de la organización como para moverla operacional y políticamente; y eso se irradia hacía la sociedad de Maracay y alrededores con la natural influencia hacia sectores políticos, económicos y sociales. Es decir, cualquier actitud asumida por el Monje Castrense en una situación que ponga contra la pared a Hugo Chávez Frías, puede ser revertida en función de los humores del Anacoreta de Las Mercedes del Llano, por virtud del ejercicio del mando y la potencialidad de la aplicación del poder de combate de la Gran Unidad de Combate (GUC) bajo su responsabilidad.
Eso ha hecho que la alusión a la actitud del General Baduel sea tomada por cada uno de los sectores políticos, económicos y sociales como un indicativo de la posición de los integrantes del Ejercito en la región central, de la Fuerza Armada Nacional en la Guarnición Militar de Maracay, del Ejército en general a nivel nacional y de todos los integrantes de la Fuerza Armada Nacional. Nada más falso.
Ni siquiera militarmente, el General Baduel, representa la varilla de la báscula en una confrontación de la sociedad con Hugo Chávez.
Y en efecto, el General Baduel con esa actitud distante, con esa postura de falso profeta, con esa ausencia deliberada y trasmutada, y con el aire de misterio de que le ha querido imprimir a sus actuaciones y expresiones; se ha convertido en un dilema para el común de los venezolanos, que esta esperando una palomita, en la solución al grave problema de ingobernabilidad que representa el gobierno de Hugo Chávez.
Con esto se descarta de hecho, el papel de otros oficiales generales del Ejército, quienes por razón de su grado pudieran ser tomados como referencia, como el General de División (Ej.) Jorge Luis García Carneiro, como Comandante General del Ejército; del General de División (Ej.) Melvin López Hidalgo, actual Secretario del Consejo Nacional de Defensa (CONADE), del General de División (Ej.) José Aquiles Viettri Viettri, Inspector General del Ejército; el General de División (Ej.) Alberto José Gutiérrez, Comandante de la Primera División de Infantería y Guarnición de Maracaibo; etc. y otros dioses menores del Olimpo Chavista que no viene al caso comentar.
Las razones del descarte son algunas de naturaleza personal y hasta moral. Cobardía, corrupción, depravación, degradación, servilismo, oprobio, libertinaje, oportunismo, etc. y otras cosas que descalifican ipso facto, a cada uno de estos jefes militares, para convertirse en lideres de una reacción contra Chávez.
¡Todo el mundo pone los ojos en Baduel!
Y los pone simplemente porque el mismo se ha convertido en un enigma. Hasta para el mismo gobierno, el Purísimo Raúl Isaías es un acertijo. En eso ha sido inteligente, más clarividente que todos los oficiales generales anteriormente nombrados. Todos ellos no han podido esconder el rabo de paja de la corrupción y la inmoralidad; y lo ondean abiertamente ante los subalternos y más allá de eso, ante los civiles; por eso es que no pueden acercarlo a la candela de la reacción contra Hugo Chávez. Saben eso y han radicalizado su posición de defensa del régimen a ultranza. No tienen otra alternativa.
¡Pero el Cenobita del Llano, no! Ha sabido cuidarse, ha sabido enterrar sus deyecciones tomando el cuidado de no exponerlas. Eso le da la oportunidad de transmutarse en una nueva vida militar y política, en una nueva republica donde Chávez ya forme parte del estercolero de la historia. ¡Recordemos que ya tuvo la oportunidad de haber estado en otra vida, en los siglos XIV y XV, por parajes europeos!
¡Pero para que eso ocurra, debe –realmente- disponer de poder!
El poder en la Fuerza Armada Nacional siempre lo han tenido los teniente coroneles y los capitanes. Eso tiene una explicación, los oficiales en esos grados tienen el mando directo sobre la tropa, son quienes los dan de alta en la unidad y también los dan de baja, los ascienden y recompensan, hablan con los soldados diariamente, son quienes cancelan directamente la ración, son quienes oyen los problemas personales y profesionales de los mismos, quienes los sancionan y quienes firman las boletas de permiso. Cuando un Capitán en su unidad imparte una orden, eso no tiene retorno. ¡Se cumple y punto!. Eso es valido para el Teniente Coronel a quien por analogía lo señalan como el Comandante.
Eso les da una relación muy especial con los subalternos, sub-tenientes y tenientes en el caso de los capitanes; y se incluyen los mayores cuando se habla de los teniente coroneles. Una vinculación muy estrecha, que en la medida que se extiende en el tiempo, se consolida cuando ha sido positiva o simplemente se diluye cuando la correspondencia ha sido negativa.
Los hitos en la formación del liderazgo personal de cada jefe militar arrancan desde Capitán y se consolidan como Teniente Coronel. ¡Así ha sido y siempre será!
Generalmente así, se inicia una relación de liderazgo dentro de la antigua institución armada. Normalmente esta es la etapa donde los jefes en la Fuerza Armada Nacional se convierten definitivamente en líderes.
De allí que cuando se plantea la promoción de los oficiales hacia los altos grados (Coroneles y Generales) la referencia mas importante es si ejerció el comando de una unidad táctica (batallón) y como lo ejerció.
Por eso es que, cuando un Teniente Coronel entraba en el proceso de evaluación para ascenso y no había cubierto la etapa del comando en el grado, sabía que sus posibilidades de promoción entraban en picada. ¡No había comandado! No se tenían referencias de su comportamiento en la administración de recursos humanos, materiales y financieros estructurados en una organización activada especialmente para el combate. No había sido sometido al estrés de solucionar creativamente los problemas logísticos de una unidad, no había sido sometido a las pruebas de poner a sus efectivos a emprender tareas inéditas, a producir resultados con limitación de recursos, a administrar esos recursos conscientemente y a integrar los esfuerzos de cada uno de los efectivos, para lograr el trabajo armónico de una unidad, de un equipo. Eso era comandar en la antigua institución armada.
Esta breve introducción sirve para ilustrar como se estructura el mando y el liderazgo en la Fuerza Armada Nacional, para orientar hacia donde se encuentra el poder y de donde emana este.
Se puede tener el mando de una unidad, pero carecer del liderazgo ante los hombres que la integran; eso significa que no se tiene ningún poder. Igualmente se puede tener el liderazgo dentro de una unidad y no tener el mando formal de la misma y en cualquier momento se puede disponer del poder. Eso es valido para quienes habiendo estado recientemente en una unidad, aún conservan las vinculaciones normales como producto de su liderazgo dentro de la misma. O quienes habiendo estado dentro de la organización armada, son una referencia dentro de la misma en virtud a su liderazgo.
Mando, liderazgo y poder; un trípode en el que descansa la estabilidad del funcionamiento de la Fuerza Armada Nacional y que inteligentemente ha sido ubicar y precisar Hugo Chávez Frías.
¿Quiénes ocupan el mando de la gran mayoría de las unidades tácticas (Batallones) del Ejército? ¡Tenientes Coroneles y en algunos casos Coroneles egresados de la Academia Militar en los años 1985, 1986, 1987, 1988; hijos de las promociones “Teniente Pedro Camejo” (Capitán Ronald Blanco La Cruz, Gobernador del estado Táchira; Capitán Edgar Hernández Behrens, Administrador de CADIVI; Coronel Hugo Carvajal Barrios, Sub-Director de la DIM; etc.) del año 1981; “Coronel Antonio Nicolás Briceño” ( Capitán Antonio Rojas Suárez, Gobernador del Estado Bolívar; Coronel Henry Rangel Silva, Comandante del Regimiento de Comunicaciones “Monagas”; Capitán John Gutiérrez Guillen, Presidente del Consejo Legislativo del estado Bolívar; Coronel José Gregorio Montilla Pantoja, Comandante del Regimiento de Policía Militar “José de San Martín”; Capitán Carlos Aguilera Borjas, Ex – Director de la DISIP; etc.) del año 1982; “Bicentenario del Natalicio del Libertador” ( Capitán Jesús García Rojas, Cónsul en Vigo España; Coronel Cliver Alcalá Cordones, Comandante del Batallón “Juan Pablo Ayala”; Coronel José Francisco Acosta Carlés, Sub – Jefe de la Casa Militar; Capitán Jesús Aguilarte Gamez, Presidente de FONDAFA; Coronel Celso Canelones Guevara, Coronel Carlos Antonio Alcalá Cordones, Jefe de Estado Mayor del Comando Aéreo del Ejército; Capitán Oscar Jesús Navas Tortolero, etc.) del año 1983. A propósito, en la Academia Militar se denomina hijos a aquellos cadetes integrantes de una promoción, que son formación y hechura de otra promoción.
Esos Teniente Coroneles de las promociones de los años 1985, 1986, 1987 y 1988 en su gran mayoría, fueron aquellos Tenientes y Sub.-Tenientes que estuvieron con Hugo Chávez compartiendo las celdas del Cuartel San Carlos, Yare, Cecao, Batallón Diego Ibarra, Regimiento de la Policía Militar, etc. después de los sucesos del 4 de febrero de 1992. Los sicólogos señalan que no hay relación mas estrecha que la que adquiere como producto de compartir las experiencias de la cárcel.
Estos oficiales, comandantes de las unidades tácticas (Batallones) del Ejército, son a quienes el Presidente Hugo Chávez apela sentidamente como sus “Centauros” y son compañeros de promoción también, en su gran mayoría, del Teniente Diosdado Cabello, Ministro de Infraestructura; del Teniente Jesse Chacón, Ministro de Información; del Capitan Eliécer Otaiza Castillo, Presidente del INCE; del Capitan Florencio Porras Echezuría, Gobernador del Estado Mérida; del Mayor Francisco Ameliach, Presidente de la Asamblea Nacional; del Capitán Pedro Carreño, Diputado a la Asamblea Nacional.
Todos estos Comandantes de Batallón se sienten parte del gobierno, por vía directa de sus compañeros de promoción, en ministerios y organismos del gobierno, no de una institución del Estado como la Fuerza Armada Nacional. Ante sus compañeros de promoción tramitan directamente ayudas, problemas de comando para la unidad, etc. que le faciliten la gestión.
En la gran mayoría de los casos, estos Comandantes tienen el liderazgo en sus unidades; en otros pocos, no. Pero si mantienen el control de sus unidades directamente y responden por sus actos de comando formalmente y sin formulas de Órgano Regular y violando la Línea de Mando, al Comandante en Jefe, el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías.
De tal forma que los jefes directos - Generales de Brigada Comandantes de Unidad Superior (US) o Generales de División Comandantes de Gran Unidad de Combate (GUC)- son simples figurones del liderazgo, solemnes representaciones de la autoridad, príncipes consortes del mando, mascarones de proa de la relación directa Chávez – Comandantes de batallón; que se inscribe dentro de una estrechísima vinculación, que pasa por llamadas de teléfono casi a diario, para preguntar por la unidad, por tal o cual profesional militar reportado por los oportunos informes de inteligencia, por los hijos (En algunos casos ahijados), la ayuda económica remitida para otro profesional, los ahijados o la comadre o simplemente para saludar. Eso lo ha sabido manejar muy bien y de manera demagógica e inteligente Hugo Chávez Frías. Eso simplemente, es comandar el Ejército de manera directa, sin tomar en consideración a los mandos formales.
La vinculación es tan directa, que los Comandantes de Batallón están autorizados para llamar a Hugo Chávez Frías en cualquier momento y en cualquier circunstancia al Presidente de la Republica; así sea también para...saludar.
La debilidad relativa del régimen pudiera residir en los Capitanes, pero estos no van a hacer nada que no esté respaldado por los Sub-Tenientes y Tenientes; y estos en su gran mayoría son hechura intelectual y doctrinaria del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías en aquellas famosas clases de Ética y Liderazgo en la Academia Militar de Venezuela, durante la dirección del General de División Enrique Medina Gómez.
En tal sentido, podemos afirmar que el mando formal del Ejercito está distribuido entre el General de División Comandante General del Ejército, los generales Comandantes de Gran Unidad de Combate (Divisiones) y Unidades Superiores (Brigadas); pero el mando real, el que se ejerce y esta dispuesto a reaccionar contra las fuerzas que insurjan contra el poder, el mando y el liderazgo del Presidente de la Republica, reside en los Comandantes de Batallón que ajedrecísticamente ha sabido colocar Chávez, como piezas, en aquellas reparticiones militares criticas.
Si eso lo adobamos, con la estructura de seguridad e inteligencia que ha colocado alrededor de cada una de las unidades tácticas, el Presidente de la Republica, por vía de sus organismos de seguridad del estado (DGSIM, DISIP, Direcciones de Inteligencia de los componentes, Círculos Bolivarianos, Cubanos, etc.); entonces tenemos – aparentemente – una entidad completamente blindada contra cualquier reacción interna de la Fuerza Armada Nacional.
Eso de por si, inhabilita a cualquier oficial general u oficial superior, para tomar iniciativas distintas a las que emanen de la Guía de Planeamiento del Comandante en Jefe, y en esa lista se incluye al esotérico Comandante de la Guarnición Militar de Maracay.
Ni mando, ni liderazgo, ni poder respaldan al incorpóreo de Maracay; ni a algún general o almirante en esta revolución. Frescas están las palabras del Comandante en Jefe a un General de Brigada en una guarnición cordillerana “En esta revolución, en la mayoría de los casos, un sub-teniente, un teniente o un capitán; tienen mas peso especifico que un general o un coronel”
Esa expresión en otra circunstancia, con otros hombres, con otros generales; hubiera provocado al menos una solicitud de pase a la situación de retiro o cuando menos otra solicitud de relevo del cargo. ¡Pura dignidad!
De la única manera que el General Baduel, pudiera convertirse en el fiel de la balanza, es decir el indicador de, hacia donde se inclina esta; es cuando la fuerza de las circunstancias representada por ese alto porcentaje de venezolanos, le diga SI a la salida del régimen.
¡El más puro oportunismo!

No hay comentarios.: