lunes, 25 de agosto de 2003

Azules y Rojos

Tradicionalmente, la actividad académica de los ejercicios de capacitación y de entrenamiento en campaña, sea en el aula o en el terreno, de los profesionales militares y de la tropa alistada de nuestra Fuerza Armada Nacional, se divide en bandos que se identifican como Azules y Rojos.
Es una manera de clasificar las fuerzas en el conflicto de una manera general, sin apelar a las denominaciones que entrañen gentilicios, políticas, partidos, ideologías, nacionalidades, etc.
Toda la vida la asignación de las responsabilidades, para los alumnos militares, estaba alineada con la de los Azules.
Los Azules están identificados con la defensa de los valores, de los principios, las normas, en fin, con la legalidad y la constitucionalidad.
Los Rojos, en cambio estaba asociados con las agresiones, las violaciones a las normas nacionales e internacionales, quienes pasaban por encima de los convenios, los “malos de la película”, quienes mas allá de su superioridad numérica, la calidad de sus agresiones, el alcance y la letalidad de sus armas, la ferocidad de sus combatientes, la selectividad de sus métodos y las banderas de sus planteamientos políticos e ideológicos; al final salen derrotados por la fuerza y la convicción de los ideales y los propósitos de los azules.
De esa manera, el Sistema Educativo de la Fuerza Armada Nacional, fue moldeando en el profesional militar y en la tropa alistada, un estilo de combate, una manera de planificar, una forma de enfrentar las situaciones de conducción, una secuencia en las acciones del Comandante y su Estado Mayor, una metodología en el proceso de toma de decisiones; lo que le permitió definir una visión de las posibles ejecutorias, en caso de implementarse cualquiera de las hipótesis de conflicto previstas y supuestas en los planes establecidos a nivel del Estado Mayor Conjunto y como parte de la estrategia militar diseñada, en sintonía con la alta política del estado venezolano, que atendiera al Interés Nacional.
Así, de esa manera sencilla, se creó en la Fuerza Armada Nacional, una cultura de los “buenos” que se identificaban con la posición de los integrantes de la institucionalidad de la corporación militar y la cuál se alineaba con los “Azules”. Los “azules” son referidos con la justicia, la imparcialidad, la equidad, la rectitud, el justo reclamo, el derecho, la norma; en fin con la paz. Por algo los famosos “Cascos Azules” de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuando llegan a un territorio es enarbolando la bandera de la paz y la vida.
En cambio, la postura de los “malos” estaba en la acera de enfrente. Los “Rojos” son identificados con la violencia, con la fuerza de la imposición, con los autoritarismos, con las dictaduras de izquierda o de derecha, con la sangre, los enfrentamientos, la destrucción, la segregación, el desenfreno, la velocidad, los ghettos, la guerra y la muerte.
Normalmente, la tensión política y militar se iniciaba con un reclamo territorial, un desacuerdo político, una controversia originada en un incidente militar previo (Ataque de una patrulla militar roja por parte de azules o viceversa, derribo de un avión, ataque a una nave de superficie, etc.) eso entrañaba el reclamo diplomático correspondiente a través de la nota de protesta usual, posteriormente el país rojo expulsaba a la delegación diplomática azul acreditada ante rojo, etc. Y el conflicto se iba escalando, hasta que las fuerzas militares Rojas invadían al País Azul, con lo cuál se activaba la maquinaria de guerra azul que enfrentaba, las fuerzas rojas contra las fuerzas azules, en el territorio azul.
A veces, las situaciones académicas que se planteaban, entrañaban la derrota por la vía de la guerra convencional, de las Fuerzas Militares Azules. La victoria convencional de las Fuerzas Militares Rojas a las Fuerzas Militares Azules originaba un proceso de ocupación y la Administración del Territorio Conquistado, entonces se empezaba a desarrollar un proceso de resistencia, ya no por parte de las fuerzas militares azules, sino por todos los nacionales azules, que al final, como tiene que ser, culminaba con la derrota aplastante de las fuerzas militares rojas por la fuerza de los nacionales azules.
Así, ha sido la tradición académica de nuestros institutos de formación profesional (Academia Militar de Venezuela, Escuela Naval de Venezuela, Escuela de Aviación Militar y Escuela de Formación de Oficiales de la Guardia Nacional), de sub.-Oficiales Profesionales de Carrera, de Tropas Profesionales y de la Tropa Alistada en todos los componentes.
Parecía un proceso de “jugar a la guerra” que en los medios académicos es distinto a planificar y ejecutar un Juego de Guerra. Los Rojos eran identificados con los malos y los azules con los buenos. Así fue en el medio militar y así seguirá siendo. Las instituciones se nutren de este tipo de tradiciones. Por eso es que son instituciones.
Difícilmente a un venezolano común y de a pie, se le ocurrirá entrar, en un dilema de selección del bando a escoger, cuando tome la decisión de resistir la invasión de las fuerzas rojas.
La decisión que tiene al frente, el venezolano que apuesta al futuro de sus hijos, de sus nietos; es la de entregar su legado histórico a la perversión política de un presidente entreguista y malinchista, secundado por un sector de la Fuerza Armada Nacional, que traicionó su juramento de “...defender la patria y sus instituciones, hasta perder la vida”
Ya ese fragmento traidor y entreguista de la Fuerza Armada Nacional se alineó con las Fuerzas Rojas del invasor político, ideológico y militar; y un sector político tradicional consolidó su aspiración existencial, al entregarse en los brazos de la canalla marxista.
Este momento importante de la vida institucional de la Nación Venezolana impone asumir decisiones existenciales, porque lo que está en juego no es la republica, lo que está en juego es la existencia misma como nación.
¡No debe haber duda de seleccionar entre, la boina roja de la opresión y el gorro frigio azúl de la libertad!

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