sábado, 16 de agosto de 2003

Venezuela conta Cuba

El día viernes adopté una actitud deportiva. Me puse a ver el juego final de voleibol entre Venezuela y Cuba por la medalla de oro en los Juegos Panamericanos 2003, que se están desarrollando en Republica Dominicana.
Fue una manera de hacer catarsis de la actual situación política del país, que nos ha arrastrado a todos hasta niveles de desesperación.
Al otro lado del sub.Continente, cómodamente instalados en la Suite Presidencial de un lujoso hotel paraguayo - me imagino -, Hugo Chávez Frías y su carnal Fidel Castro, estuvieron disfrutando del desarrollo del juego.
La referencia que se tiene del palmarés de Cuba en esta especialidad deportiva a nivel panamericano, es que desde 1959, la antilla tiene exclusividad en el oro.
Venezuela ha tenido un repunte en esta disciplina deportiva y sin querer abordar esta especialidad del comentario deportivo, considero muy profanamente que el triunfo estaba merecido. Y digo estaba, hasta que la mano de la especulación política y el abono demagógico del triunfo apareció y embarró toda la victoria.
Sin embargo, el gobierno ha copado tanto los espacios de todo orden, que hasta allá llegó la mano peluda del Chavismo y no quedo más remedio que hacer los análisis correspondientes y las especulaciones pertinentes.
Todo estuvo perfecto hasta que Chávez – siempre Chávez – empezó a arrimar la brasa revolucionaria del oportunismo político hasta la sardina de la revolución bolivariana en la conquista atlética del sexteto venezolano.
A partir de ese momento empezamos a dudar de la originalidad del triunfo venezolano, de la pulcritud en la victoria (algo en lo que naturalmente no están comprometidos los atletas venezolanos) y empezamos a especular en las triquiñuelas de la trastienda, las componendas orilleras, las tracalerías caribeñas y todo tipo de maniobras de verdurera (Con el perdón de las amigas verdureras) que pudieran haberse orquestado para justificar políticamente, ante la opinión publica nacional e internacional, el triunfo merecido de la selección nacional.
La imaginación nos dio para ver a Fidel y a Hugo, días previos a la final y una vez que la selección venezolana le ganó a la norteamericana, armando un rompecabezas político y comunicacional para vender las bondades y las virtudes de la Revolución Bolivariana en el sector deportivo y educacional; y desmeritar el neoliberalismo salvaje y el capitalismo caduco y en declive de la potencia del norte, de los cuarenta años de cúpulas podridas del puntofijismo y otras lindezas que sirven de patrón de comparación para Hugo Rafael.
-Mira Fidel ¿Por qué no hacemos una de las nuestras, ahora que Venezuela le ganó a Estados Unidos en Volley Ball? Se lanza Chávez de frente sin ningún tipo de miramiento y escrúpulos.
-¿A que te refieres, mi sangre?
-¡Las derrotas deportivas hay que transformarlas en derrotas políticas! ¡Igualmente, los triunfos deportivos hay que transmutarlos en laureles políticos, en triunfos del régimen! ¡Ya derrotamos al Coloso del Norte y los próximos juegos son contra Brasil y luego contra Cuba! ¡Por supuesto estoy hablando de Venezuela!
-¡Oye, eso se pone interesante! ¡La de oro la peleamos entre Lula, Chávez y yo! ¿Y como nos vamos a arreglar, Hugo?
¡Aquí tenemos que dejar espacio es para los resultados políticos, mas allá de los deportivos! ¡Brasil no tiene que demostrar a nadie que es una potencia en voleibol, Cuba ni hablar! ¡Pero otra cosa es Venezuela, que aún cuando lo es, debe materializar un logro oportuno en esta revolución bolivariana, para consolidarse deportivamente y levantar la bandera de las bondades políticas de la misma! ¿No te parece Fidel?
-¡Uhmm, has aprendido demasiado Hugo! Sentenció el proxeneta caribeño.
-Venezuela ya pasó de las eliminatorias y ahora vá contra Brasil, para yo pelearte la medalla de oro. ¿Qué te parece si negociamos la final? ¡Por supuesto, hay que esperar los resultados del combate contra los auriverdes, pero de eso yo me encargo con Lula!
-¡Oye Hugo, esa no es una manguangua como me la tás poniendo! ¡Nosotros tenemos una tradición volibolistica de casi seseta años! ¡Manéjala despacio, hombre!
-¡Eso es muy sencillo Fidel, hermano! ¡Que los muchachos tuyos cuando vayan contra Venezuela, nos den la zurda, lo que vamos a cambiar al fin y al cabo, es una piche medalla de oro panamericano por los barriles de petróleo del convenio con la isla! ¿No me vas a decir que de todas maneras, no tienes todas las de ganar? Es que todavía me estas metiendo medio chuzo! Argumento Chávez, muy filial él.
¡Esta bien!¡Pero tienes que ganarle a Brasil antes y eso es...cosa mas grande! Aceptó este último razonamiento el chulo antillano.
¡No te preocupes que yo me encargo de Lula!
No hubo tiempo para especular en la conversación de Chávez con Lula, pero la imaginación siempre se va encontrar de frente con alguna similar, a la mantenida con Fidel. Al fin y al cabo, con el mandatario brasileño, Chávez tiene como tratar también de apelar al sentido del chantaje económico, sobre todo a la luz de los grandes negocios que han montado los brasileños con Venezuela en esta gestión de gobierno.
Esta pudiera haber sido muy bien, una crónica deportiva positiva de los resultados de la justa Venezuela-Cuba. Pero ese es el problema, que todos los espacios de la vida pública han sido contaminados de la mala política que quiere inocular este gobiernito. Por eso es que es difícil abstraerse del tema político.
Por ejemplo; cuando Chávez conversó al final del partido con el jugador, Iván Márquez, este hizo un comentario sobre la mala situación que se esta viviendo en el país y Chávez hábilmente lo toreó. A propósito, este jugador era asiduo con otros del sexteto de oro, del semáforo que esta al frente del Centro Comercial La Cascada en Carrizal Estado Miranda, recogiendo la colaboración correspondiente para el viaje, en los días previos a la salida para Republica Dominicana. De manera que el crédito para el gobierno, en apoyar a sus atletas para la justa panamericana y en particular al equipo de voleibol, como que no tiene tanto asidero.
Las tribunas en diversas oportunidades estuvieron coreadas por el... Se va, se va, se va se va, se va... y era la canción de la barra venezolana, mas significativa. Cuando eso ocurría las cámaras de Venezolana de Televisión (C-8) hacían los giros pertinentes para no enfocar para allá.
La barra venezolana estuvo animada muy efusivamente por el Capitán Alfredo Salazar Bohórquez y el Capitán Ricardo Salazar Bohórquez, actualmente en condición de asilados políticos en la isla. Me imagino la emoción de Chávez cuando percibió a través del televisor, la presencia de estos acérrimos enemigos políticos, disfrutando de las delicias del juego.
Los signos chavistas del puño derecho cerrado y los dedos índice y pulgar extendidos (signo del chavismo militante) en el aforo dominicano también politizaron la victoria venezolana.
Era publica la incomodidad de los locutores de Venezolana de Televisión (C-8) por las consignas del... se va se va se va y no ocultaban su desagrado cuando las barras venezolanas la entonaban.
La cobertura del juego la hizo únicamente Venezolana de Televisión (C-8), una vez conocidos los resultados del juego, los canales comerciales hicieron la promoción correspondiente.
Chávez tenía como pena de haberle ganado a Cuba y estuvo en múltiples oportunidades tratando de justificarse ante su padre Fidel. Incluso, llegó a decir que hubiese sido preferible ganarle a Cuba en más sets. Se percibió ante Fidel, como incomodo con la victoria venezolana.
La actitud de los jugadores cubanos no era de dolor, de rabia, nadie lloró, nadie se emocionó. Había un mutismo, una gravedad, una seriedad solidaria.
Cada vez que surgía algo que dejaba en evidencia al chavismo en la barra venezolana, los locutores de VTV se hacían los locos en la transmisión y aumentaban el volumen a la canción de Ruby Pérez “Enamorado de ella” que hacía de fondo musical a la transmisión televisiva.
Al paso que vamos, es factible que un triunfo de la vinotinto del fútbol ante la selección canariña, esté a la vuelta de la esquina y con ese mismo impulso la selección venezolana sea finalista en el mundial Alemania 2004. De tal forma que el aumento de las inversiones alemanas en petróleo, minería, gas y otros rubros económicos ya se verán incrementadas con el objeto de extender la mano deportiva oportunamente. Sigo dándole rienda suelta a la imaginación.
¡En política el fin justifica los medios!
Estoy completamente seguro que la selección venezolana de voleibol merecía el triunfo y no se prestó para ningún tipo de triquiñuelas. Todos sus integrantes tienen el perfil deportivo y la experiencia para acreditarse el laurel. ¡Honor a ellos!
Como ven, el vector político ha invadido todos los espacios de la vida venezolana.

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