En 1930 apareció en los suplementos dominicales un tipo con un extraño corte de pelo llamado Lorenzo Parachoques, cuyos únicos problemas en la vida consistían en planear una forma eficaz para desvalijar la nevera a medianoche, encontrar un buen pretexto para tomar una relajante ducha en la bañera cuando nadie estaba en casa, preparar unos insólitos emparedados que llevaban hasta chorizos o lidiar con el agrio carácter de su jefe, el Señor Fernández.
En esta coyuntura política del país, una de las maneras de enfrentar los problemas de Venezuela es desvalijar la nevera del Fuerte Tiuna a medianoche, refrescarse en la ducha de la denuncia militar, atisbar los mas insólitos guisos del Quinto Piso del Ministerio de la Defensa y la Comandancia general del Ejercito y lidiar con la conducción que hace de la Nación, nuestro propio señor Fernández, el Teniente Coronel Hugo Chavez Frías. ¿Con que armas? ...¡La PC!
Lorenzo Parachoques va más alla del comic desarrollado en 1930. ¡Es decir, va mas allá de la risa que se quiere arrancar! Es una idea política, un concepto nacional, una motivación sociológica y un motor de arranque para desenterrar la verdad militar que subyace debajo de la mentira y la engañifa del regimen.
Reir para llorar o llorar para reir, es el dilema que Lorenzo, como soldado de la retaguardia del antichavismo legítimo; lanza a los cuatro vientos para arribar a la definitiva defenestración de esta locura colectiva. ¡Eso somos!