miércoles, 27 de agosto de 2003

El destino de la FAN en una etapa post Chavez

¿Qué va a pasar con las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN), una vez que solucionemos el grave problema de salir del régimen narco-castro-comunista-marxista-maoísta-terrorista (nc²m²t) de Hugo Chávez Frías? Me imagino que esa gran pregunta tendrá varios orígenes y diversas respuestas dependiendo de la fuente de sus procedencias.
Primero que nada de sus integrantes; y en ellos se incluyen profesionales en situación de actividad y en la honrosa situación de retiro; y todos aquellos venezolanos que se han identificado con la vida institucional de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN).
En segundo lugar de la sociedad “civil”, propiamente dicha, como la denominan los uniformados. Y dentro de ella se consiguen diversos planteamientos dependiendo también de la fauna política que representen, del análisis de la actuación de la institución militar en esta coyuntura, de los efectos de sus actuaciones y del impacto derivado de la contaminación política que exteriorizan sus jerarcas, en sus enfrentamientos con la opinión publica a través de los medios de comunicación social.
De tal forma, que es difícil conseguirse un venezolano en este momento, que carezca de opinión, de referencias, de posición y hasta de la visión que le asigna al estamento castrense en una etapa post Chávez.
En todo caso, los análisis se orientan a definir varias líneas gruesas en torno al misionamiento corporativo de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) cuando se solucionen los actuales problemas políticos del país. O sea, después de la extinción política del chavismo como fuerza de gobierno... ¿Qué van a hacer las Fuerzas Armadas Nacionales? ¿Qué misiones van a cumplir? ¿Cómo las van a cumplir? ¿Cuál será su estructura? ¿Cuáles serán las amenazas que definirán sus hipótesis de conflicto? ¿Cuál será el despliegue estratégico que orientará su crecimiento institucional? Esas preguntas - repito - tienen distintos desarrollos, dependiendo del origen político del emisor.
A propósito, la responsabilidad de definir el destino de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) no debe recaer prioritariamente, en sus integrantes uniformados; esa debe ser una decisión de naturaleza política, tomada por mandos políticos, con líneas políticas que estén en sintonía con la coyuntura política determinante, de una etapa post Chávez que estará signada por una gran conflictividad política, y con una gran carga política anterior, derivada de la actuación política de una institución eminentemente militar pero sujeta a las decisiones políticas de los mandos civiles.
¿Por qué no deben tener participación prioritaria los militares en el proceso de redefinición del rol de las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN)? ¡Es sencillo! No hay institución con mayor espíritu de cuerpo y mayor ejercicio de la necesidad de pertenecer, que la institución armada. Una vez que se superen los problemas políticos de la coyuntura, probablemente los valores de la solidaridad, la amistad y la consecuencia vayan paulatinamente invadiendo los espacios que dieron paso temporal al odio político estimulado por las líneas de pensamiento asentadas en el resentimiento chavista.
La contaminación de esas subjetividades en un proceso que implicará pases a la situación de retiro, juicios, cárcel, reducción de privilegios, equilibrio social e institucional, sinceracion presupuestaria, reducciones organizacionales, modificaciones de la estructura y hasta el manejo objetivo de la desaparición como institución, es decir la eliminación de la Fuerza Armada Nacional enfrentará resistencias sutiles, oposiciones legales, obstáculos personales y estorbos corporativos; la mayoría de estas argumentaciones serán vacías e inconsistentes desde el punto de vista político y no atenderán al reclamo social.
En todo eso subyace una materia bien critica, en la que incluso, la sociedad civil como un todo, debe emitir su opinión, de tal forma que el destino de la Fuerza Armada Nacional (FAN) puede, muy bien, ser sujeto de un Referendo Consultivo, para que quienes pagan los sueldos y salarios de los uniformados, decidan su suerte.
La suerte de los militares, como ocurre en todos los países desarrollados, la deben decidir los civiles. Ese es un riesgo que no debe dejársele correr nuevamente, a la sociedad civil y dejar en las manos de los militares; eso es una exposición en si misma.
El artículo 71 de la Constitución Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela señala que podrán ser sometidas a referendo consultivo...las materias de especial trascendencia nacional. ¿Es el destino de la Fuerza Armada Nacional una materia de especial trascendencia nacional? ¿Deben opinar los civiles sobre la suerte de los uniformados? ¿El nuevo rol de la Fuerza Armada Nacional debe ser sometido a una consulta pública? ¿La actuación de los militares en esta coyuntura merece una evaluación objetiva por parte de todos los sectores de la sociedad? Me parece que la respuesta es afirmativa; al fin y al cabo somos los civiles quienes pagamos con nuestros impuestos el servicio que proporciona la organización castrense. ¡Y esa decisión debe abarcar todas las alternativas posibles, dependiendo de la valoración que se le haga a su desempeño! ¡Especialmente la actuación desarrollada en esta circunstancia política!
Una primera línea de las decisiones, se identifica con un proceso de mantener el statu quo y otra, la reestructuración. Igualmente dentro de este proceso hay matices; unos de línea dura que arranca de un proceso de reestructuración que arranca de la revisión y modificación de las diferentes estructuras castrenses, hasta uno muy sutil que impone únicamente el descabezamiento de los mandos que actualmente están identificados con el chavismo militante, hasta la decisión terminal y conclusiva de eliminar a la Fuerza Armada Nacional.
Nos imaginamos un proceso referendario para toda la población en el que la pregunta esté desarrollada en los siguientes términos:
¿Cómo desea usted que se inicie un proceso de evaluación y redefinición del rol de la Fuerza Armada Nacional?
1. El statu quo.
2. La Reestructuración.
3. La eliminación
Una simple rayita o equis mayoritaria, en cualquiera de las alternativas planteadas decidirá el destino y la suerte de quienes constitucionalmente, son los responsables de la seguridad y la defensa de la nación y que desgraciadamente no han sabido estar a la altura de las circunstancias, para el cumplimiento de sus deberes.
Tal cuál como se orienta la valoración de la actuación institucional, como producto de la actual situación política, abrumadoramente arrasaría el ítem. número 3 ¡No hay que olvidar que en una gran porción mayoritaria de la población civil, subsistía la tesis del parasitismo de los militares durante la Cuarta Republica y eso esta siendo alimentado por la cómoda posición de Las Jineteras de la Revolución Bolivariana (Los Militares Ex - Institucionalistas) en esta circunstancia de enfrentar al régimen nc²m²t, por su abierta actitud violatoria de la Constitución Nacional! ¡Esta será la ocasión en que se pasará una gran factura institucional, con intereses y todo!
El statu quo era el proceso que se seguía en la Cuarta Republica y en todos los países desarrollados con Fuerzas Armadas Nacionales institucionales, de relevar de los cargos de confianza, a aquellos altos mandos del régimen anterior y colocar al frente de ellos a cuadros identificados con las nuevas políticas que se iban a implementar en el nuevo gobierno. Generalmente ello entrañaba designaciones bien reducidas y no iba mas allá de lo que se conoce como el Alto mando Militar y cargos inmediatos. En modo alguno eso alcanzaba hasta los cuadros altos con comandos directos de tropa (Comandos de División, Brigadas, Direcciones de Escuela, Estado Mayor General de los componentes, Comandos de batallón, etc.) y por supuesto, nada para abajo. Eso era lógico, aceptable y fluía sin ningún tipo de traumas dentro de la organización castrense.
Esta alternativa, en una situación normal es la mas lógica y aceptable. Es una forma de acción viable, al cumplirse con todos los cometidos institucionales de hacer los relevos orgánicos, seguir cumpliendo las misiones, y no generar trauma alguno de naturaleza organizacional.
Una vez superado el escollo de salir del régimen nc²m²t, ¿quien puede pensar en dejar al frente de los mandos de Divisiones, Brigadas, Bases Aéreas, Regionales, Batallones, Unidades de Superficie, Unidades Aéreas, etc. - asumiendo que lógicamente todo el Alto Mando Militar debe ser defenestrado - a Comandantes, Segundos Comandantes, Jefes, Directores, Estados Mayores y cuadros medios y bajos; y cuando estamos refiriéndonos a niveles bajos, estamos hablando de tenientes, subtenientes, sargentos, cadetes, tropa alistada, con compromisos políticos abiertamente orientados hacia el régimen nc²m²t?
Unidades enteras y completas tendrán que licenciar (dar de baja) a todo su personal de tropa. La respuesta lógica es... Nadie. ¡A no ser que quieran dormir con el enemigo!
Ese razonamiento, por la vía de los hechos obliga a segregar la alternativa del Statu quo (Forma de acción número 1) y orientar la decisión colectiva hacia la reestructuración (Forma de acción número 2) o la eliminación (Forma de acción número 3).
Vamos a diagnosticar la propuesta de la reestructuración sin ningún dolor institucional. Hagamos simplemente un ejercicio de medicina corporativa, para valorar la sintomatología del enfermo y proponer la etiología castrense y la farmacología post Chávez en un paciente que tiene una gravedad aparente, una hinchazón estructural y un gran dolor interno que ella misma ha orientado hacia niveles de postración y de coma estructural. Decir que la Fuerza Armada Nacional está actualmente en terapia intensiva, con todos los aparatos puestos para aliviar la respiración, no es ninguna exageración dialéctica. Que conste que esto queremos hacerlo, para; en ningún momento hacer la autopsia al cadáver de la organización.
La reestructuración atiende fundamentalmente a un proceso de revisión de la actual constitución de la organización y proponer maneras de funcionamiento, distintas a las vigentes. Lo que las nuevas líneas gerenciales y las modernas posturas de la administración contemporánea señalan como una reingeniería organizacional, se encuadraría en un procedimiento de analizar ¿como funciona? ¿Con que funciona? ¿Para que funciona? ¿Con quienes funciona? y simplemente determinar la eficiencia de los procesos orgánicos en la elaboración del servicio que proporciona esa empresa: La Seguridad y la Defensa de la Nación.
Vamos a ser más ilustrativos y mucho más gráficos con los ejemplos; si usted contrata una compañía de seguridad integrada por gente del entorno, para su residencia o para su edificio, y en esos ambientes se inicia un proceso de robos, de violaciones, de incumplimiento de las normas; los dueños deben iniciar un proceso de reingeniería de la seguridad del inmueble. Les queda dos alternativas, contratan otra compañía o simplemente la seguridad se la proporcionan ellos mismos. Nadie quiere tener a delincuentes en su residencia.
El proceso de la reingeniería de la Fuerza Armada Nacional entrañará cambios fundamentales en la manera como es manejada la organización para ayudar a lidiar con un nuevo ambiente de mercado corporativo y las nuevas exigencias surgidas como producto de la circunstancia política del post chavismo.
En un análisis elemental primario, que se haría a la compañía de seguridad se determinaría si están cumpliendo la misión de la seguridad o no.
La primera pregunta que deben plantearse los responsables políticos de determinar el destino de las Fuerzas Armadas Nacionales es... ¿Qué significa ser una institución? ¿Cuál era el perfil de la institución armada antes de la llegada de Hugo Chávez al poder? ¿Regresamos al estándar anterior o aprovechamos la ocasión para modernizarla, adecuarla a los nuevos tiempos? O simplemente...! La eliminamos!
La institución mas favorecida de los efectos constituyentes de 1999 fue sin lugar a dudas la Fuerza Armada Nacional.
La Fuerza Armada Nacional producto de la Constituyente de 1999 se nutrió prioritariamente de derechos y se deslastró del mas importante deber que tenía asignado en la Constitución de 1961, la moribunda o la extinta. Dejó de lado su deber fundamental de cuidar la propia esencia de la Constitución Nacional el cuál señalaba en el articulo 132 textualmente: “Las Fuerzas Armadas Nacionales forman una institución apolítica, obediente y no deliberante, organizada por el estado para asegurar la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y a las leyes, cuyo acatamiento estará siempre por encima de cualquier otra obligación. Las Fuerzas Armadas Nacionales estarán al servicio de la Republica, y en ningún caso al de una persona o parcialidad política”.
La Constitución Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela de 1999, prevé en el artículo 328 las funciones básicas atribuidas a la Fuerza Armada Nacional (FAN), el cual reza textualmente: “La Fuerza Armada Nacional constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada por el estado para garantizar la independencia y soberanía de la nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, de acuerdo con esta constitución y la ley. En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna. Sus pilares fundamentales son la disciplina, la obediencia y la subordinación. La Fuerza Armada Nacional está integrada por el Ejercito, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, que funcionan de manera integral dentro del marco de su competencia para el cumplimiento de su misión, con un régimen de seguridad social integral propio según lo establezca su respectiva ley orgánica”
Entonces, ese proceso constituyente le asignó a la Fuerza Armada Nacional la posibilidad de intervenir activamente en política interna al quitarle la condición de apolítica y la no deliberancia, y dejar de lado la función de policía constitucional que tenía atribuida. Esta última función se diluye con el resto de la sociedad en el artículo 333 de la nueva constitución.
Las consecuencias de quitarle los frenos constitucionales a la Fuerza Armada Nacional de participar activamente en la política domestica se están sintiendo hasta lo mas profundo de la sociedad y ya tendrán sus repercusiones institucionales, una vez que el régimen nc²m²t de Hugo Rafael Chávez Frías forme parte del estercolero de la historia.
El proceso de ascensos únicamente a nivel ejecutivo es otra historia bufa de esta mala experiencia política del país. La Constitución de 1961 señalaba en el Capitulo II Del Senado artículo 150. Son atribuciones del Senado, Ordinal Quinto: Autorizar el ascenso de Oficiales de las Fuerzas Armadas, desde Coronel o Capitán de Navío, inclusive.
La Bicha de 1999 señala en el articulo 236 ordinal sexto como atribuciones del Presidente de la Republica: “Ejercer el mando supremo de la Fuerza Armada Nacional, promover sus oficiales a partir del grado de Coronel o Coronela o Capitán o Capitana de Navío, y nombrarlos o nombrarlas para los cargos que les son privativos”.
¿Qué ha hecho Chávez con esta facultad constitucional? Simplemente cubrir todas las plazas vacantes con afectos al régimen nc²m²t e iniciar un proceso de descomposición y desmantelamiento institucional de la Fuerza Armada Nacional, erosionando los pilares fundamentales de la organización, como son la disciplina, la obediencia y la subordinación; al promocionar y estimular los antivalores (La mentira, la hipocresía, la traición, la felonía, la apostasía, la vileza, la mediocridad, la intriga, la cobardía, el desapego, la deslealtad, la inconsecuencia, el malinchismo, el deshonor, la enemistad, la informalidad, la indiscreción, la aflicción, etc.)de la corporación militar.
Otro de los incidentes para orientar, en la decisión de la sociedad civil, será la seguridad social de los militares, la cuál también alcanzó niveles constitucionales en el año 1999 (Régimen de seguridad social integral propio, etc.). A estas alturas del funcionamiento del Instituto de Previsión Social de las Fuerzas Armadas (IPSFA) – mas de cincuenta años – el ente de previsión social de los militares debería haber iniciado un proceso de autogestión o cogestión para deslastrarse del ayuntamiento con el estado, con la gran carga que significa depender del fondo de pensiones, fondo del cuidado integral de salud, fondo de fideicomiso de prestaciones sociales y cualquier otro fondo con el que muchas veces se alimentan las corruptelas de los jerarcas militares y a veces hasta el alto gobierno, sin ningún atisbo de eficiencia para la misión original .
La historia del Instituto de Previsión Social de las Fuerzas Armadas (IPSFA) en materia de gestión administrativa es digna de llevarla al libro negro de la corrupción y la incompetencia gerencial de Guinnes; Almacenes Militares que arrastran una raya roja desde hace tiempos inmemoriales (En el año 2002 tenían un déficit de 19 millardos de bolívares), Supermercados que aún no han salido de una situación deficitaria a pesar de las Alianzas Estratégicas recientes, Sistemas de Ahorro (SISA) que sirven como Caja Chica para el funcionamiento de una jerarquía corrupta y que funciona sin alguna garantía financiera para los ahorristas; una Compañía de Seguros (Seguros Horizonte) que depende fundamentalmente de las erogaciones del estado, a pesar de disponer de un mercado cautivo de casi 12 mil clientes sin ningún tipo de mora y que con cada ejercicio financiero queda en situación de intervención por la Superintendencia de Seguros; una Champiñonera chavista (Siempre la acompaña el color rojo en sus estados de ganancias y perdidas); una compañía de mantenimiento IPSFA-CLEAN sin ninguna posibilidad de crecimiento; una Administradora para la Vivienda en Guarnición (Vienguarca) que no resiste una auditoria objetiva; una agencia de viajes y turismo (IFAMIL-Viajes y Turismo )cuyas ganancias al final de cada ejercicio, son risibles; dos estaciones de servicio que – léase bien – son las únicas en el mundo del comercio de los combustibles, que dan perdidas; un patrimonio de activos en inmuebles, terrenos sin algún tipo de control y un capital de fideicomiso de prestaciones sociales casi en el orden de los 170 millardos de bolívares, que sirve para nutrir canallamente bolsillos que no son los de sus dueños naturales (Los oficiales, suboficiales profesionales de carrera y tropa profesional con derecho, según la Ley de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas); y lo que es peor, cualquier posibilidad de “montar” negocios financieros que reporten dinero fresco a cualquiera de los fondos de seguridad social del instituto y que permitan independizarse y hacer letra activa, la norma constitucional de activar un régimen de seguridad integral propio.
El portafolio de la venta de vehículos y el convenio con el Fondo de Desarrollo Urbano (FONDUR) mediante el cuál se asignaron inmuebles a un grueso numero de profesionales militares, son grandes emblemas de corrupción que no resisten una auditoria de un niño de pantalón corto y que en su debido momento harán la explosión comunicacional y jurídica, correspondiente.
La progresión geométrica del aumento financiero del costo de las pensiones militares es otra de las bombas que explotará en su debido momento. Los militares cotizan legal y automáticamente el 5 % de sus sueldos para financiar su pensión de retiro. La actual nomina de la pensión de retiro de todos los pensionados de la Fuerza Armada Nacional estaba promediada en el año 2002, en frecuencia mensual de 23 millardos (En este momento debe estar por el orden de los 25 millardos), de los cuales los activos costeaban en el orden del 12% de esos 23 millardos (aproximadamente 2,76 millardos) el resto – 20,24 millardos - salía de fondos del estado o de algún repele que mantenía clandestinamente el instituto.
El presupuesto fiscal del IPSFA para el año 2002 fue de 387.655.545.643 bolívares (trescientos ochenta y siete millardos redondeados) de los cuales los afiliados cotizaron 48.111.757.472 bolívares (12, 40 %) y el instituto aportó con recursos propios 89.060.704.663 bolívares (23 %); el aporte del estado venezolano fue de 250.483.083.508 bolívares (64,60 %). ¿Es eficiente una corporación con empresas, negocios, terrenos y activos; que no sea capaz en 50 años de costear los fondos para su nomina de empleados y obreros, o que al menos contribuya mas allá del 50% con la nomina de sus pensionados? ¡La respuesta es NO rotundamente!
Para el año 2007, la estimación es que esa nomina esté en el orden de los 38 millardos de bolívares mensuales (Treinta y ocho seguido de nueve ceros); ceros que por supuesto proporcionará el cada día mas reducido ingreso de una estatal petrolera que regala groseramente su rendimiento a los cubanos, de los impuestos que religiosamente cancelan los sobrevivientes empresarios civiles arrinconados por el régimen nc²m²t, y otra diferencia que aportan los ciudadanos de a pie. Como se ve, esos recursos en su mayoría saldrán de los bolsillos de los miembros de la sociedad civil que esperan de los uniformados, respuestas ajustadas a lo que contempla la Constitución Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela, en el articulo 328.
La otra cotización de los uniformados era el 6,5 % del sueldo, que cubría el Fondo para el Cuidado Integral de la Salud y que iba normalmente a nutrir bolsillos saludables de otros jerarcas, entre los cuales estaba el del Presidente del IPSFA, del Presidente de Seguros Horizonte, el Director de Sanidad Militar, el Director General Sectorial de Bienestar y Seguridad Social y el Director del Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo y que ahora con la implementación demagógica del Plan Barrio Adentro y la utilización de la mayoría de los hospitales militares del país, en esta iniciativa política del régimen nc²m²t; los servicios médicos para uniformados, familiares con derecho iban a colapsar y de hecho lo están.
¿En que momento los ciudadanos iban a poner el grito al cielo de no seguir financiando la corrupción militar por la vía de la seguridad social de estos? Bueno, no hay mejor oportunidad para pasar la facturita de la eficiencia, que esta coyuntura política, una vez que se solucione el problema Chávez.
El número de pensionados de la Fuerza Armada Nacional cerró en el año 2001 con 28.860 de los cuales el 60 % estaba ubicado entre los 15 y 20 años de servicio y el promedio de edad oscilaba entre los 35 y 45 años de edad. De este porcentaje un 65 % corresponde a la Guardia Nacional de Venezuela y resto del porcentaje se diluye en los demás componentes. La estimación es que el número se incremente para el año de 2007 hasta 35.291 casos
Tal cual como va la situación financiera del país, los uniformados (Activos y retirados) representarán una gran carga financiera – ahora si se justificará mas la noción de parásitos que han arrastrado los castrenses - en relación al resto del país y tendrán una situación privilegiada, que no ha sido compensada hasta el momento con el sacrificio que deben hacer los guerreros, para garantizar la seguridad y la defensa de la nación; y lo que es peor garantizar la vigencia de la Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela. Normalmente a militares y policías se les da el beneficio de disponer de una pensión con menos años de servicio que el resto de las profesiones y oficios, por los riesgos que corren en sus respectivas profesiones; pero, después de esta experiencia política con los militares ¿Quién los va a privilegiar con la etiqueta de ser mas iguales que el resto de los venezolanos?...! Nadie!
En cuanto al beneficio del antejuicio de merito (Articulo 266. Son atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia; ordinal tercero de la Constitución de la Republica Bolivariana: Declarar si hay o no merito para el enjuiciamiento del Vicepresidente o Vicepresidenta de la Republica, de los o las integrantes de la Asamblea Nacional o del propio Tribunal Supremo de Justicia, de los Ministros o Ministras, del Procurador o Procuradora General, del Fiscal o Fiscala General, del Contralor o Contralora General de la Republica, del Defensor o Defensora del Pueblo, los gobernadores o Gobernadoras, Oficiales u Oficialas generales y almirantes de la Fuerza Armada Nacional, etc.), ni hablar. Fue peor el remedio que la enfermedad.
Un beneficio que ha debido ser para aquellos oficiales generales y almirantes que por virtud de cargo debían mantener el beneficio procesal, ha servido para escudar hasta los embates de las demandas de divorcio y los choques de los vehículos, de nuestros oficiales generales y almirantes. Este ha sido el peor referente en materia de liderazgo que no se determinó en el mediano y el largo plazo.
El mejor referente que resume la inutilidad institucional de este beneficio para todos los oficiales generales y almirantes sin ningún distingo, es la experiencia de los sucesos del 11 de abril de 2002, cuando los lideres de los pronunciamientos militares (a excepción del General de la Guardia Nacional Carlos Alfonso Martínez, quien cayó in fraganti) dejaron en la estacada de los tribunales, a todos sus subalternos y se aferraron a la tabla de la salvación del beneficio del antejuicio, para evitar pisar una cárcel o en ultima instancia ser pasados a la situación de retiro, mientras sus subalternos pagaban canas abusivas, eran pasados a la situación de retiro y eran expuestos canallescamente en tribunales, sin disfrutar de ningún tipo de beneficio procesal. ¿Cómo quedaba aquello del liderazgo, de dar el ejemplo? ¡A propósito, si nuestros oficiales generales y almirantes de la coyuntura del 11 de abril de 2002, se hubiesen desprendido individualmente de este absurdo y discriminatorio beneficio procesal, ello hubiese contribuido a aclarar muchas cosas en los juicios que se había incoado; y de repente el problema de Chávez y su régimen nc²m²t ya se hubiese solucionado! ¡Hagan un simple ejercicio imaginativo!
Lo peor no es eso, sino ¿Cómo quedarán los heroicos generales y almirantes chavistas, una vez que salgamos del régimen nc²m²t y les toque enfrentar los juicios por corrupción, lesa humanidad, traición a la patria, abuso de autoridad, usurpación de funciones, etc.? ¡Que no son precisamente para pagar presentaciones[1] por no cargar dos pañuelos, peine, cortaúñas y Código de Honor en el bolsillo! ¡No pisarán tribunal alguno de la Republica, amparados por ese adefesio jurídico y abiertamente discriminatorio que hábilmente insertó el Fuhrer Llanero en la Constitución Nacional, que se llama el beneficio del antejuicio de merito!
¡Sin mencionar la actual realidad del estado de apresto de la maquinaria militar, que está en niveles realmente de postración; estamos hablando de la organización, el equipamiento y ni hablar del entrenamiento. Tal cual como estamos en los niveles de apresto, no somos capaces de ganarle una partida de dominó a los arubanos, con el perdón de la organización de seguridad de los arubanos!
El liderazgo de los jefes está al ras del suelo, la moral institucional más abajo del subsuelo, el equipamiento se ha orientado a la dotación de sacos, huacales, montacargas, cavas refrigeradas; la experiencia de los líderes no pasa más allá de valorar la carne, los pollos, las verduras y la charcutería, casi al nivel de los amigos portugueses del Central Madeirense, hemos sustituido en la Fuerza Armada Nacional el fusil por el peso y la balanza, la bufanda por el saco, el sable por el cuchillo carnicero, la bayoneta por la caja registradora; no les interesa si el enemigo adelanta las posiciones de artillería o intensifica el patrullaje mas allá de la línea fronteriza; es mas interesante como sube el valor del queso y de que manera pueden nuestros efectivos aliviar el costo de la leche recién ordeñada a puerta de corral. Estamos seguros que las conclusiones de la Apreciaciones de Inteligencia de todos nuestros vecinos geográficos arriban a decir, que la mas probable posibilidad del enemigo es: “Establecer, a partir de este momento, un megamercado en sus actuales posiciones defensivas y reforzar sus posiciones con los cultivos hidropónicos y sesiones de alfabetización del Plan Robinsón”.
Todo ello sin hablar profundamente y darle uso justificado a todas las instalaciones militares que se devolverían a la nación, los terrenos militares que se destinarían para un uso productivo y la reorientación del presupuesto de gastos que se recortaría al Ministerio de la Defensa, componentes, direcciones, comandos, reparticiones, etc. consumidos ineficientemente por la organización militar; y que pudiera racionalizarse y direccionarse para hospitales, escuelas, universidades, infraestructura vial, mantenimiento, obras publicas, investigación, desarrollo, etc.
Hasta allí la justificación para hacer una reestructuración a fondo de los procesos de la Fuerza Armada Nacional.
En cuanto a la eliminación de la Fuerza Armada Nacional, remítase a la argumentación anterior y encontrara suficientes razones para decidirse, mas que por la reestructuración, por la eliminación y poner en este ítem, una rayota bien grandotota, una gran equis en la que descargue toda la tinta de su bolígrafo, con toda la fuerza de su rabia contenida, de no ver nada en el horizonte político, que le señale una modificación a la aberrante conducta institucional que ha arrastrado hasta el momento, esta organización militar.
Los grandes mimados de la Carta Magna no han sido capaces de defender los mismos privilegios que les previó la misma Constitución Nacional de la Republica Bolivariana de Venezuela.
¡Los propios Chacumbeles!


[1] Castigos previstos en el Reglamento de Castigos Disciplinarios número 6.

martes, 26 de agosto de 2003

Los valores en la actual FAN

Toda la vida, la institución armada se ha nutrido de valores y principios. Existió en la organización una suerte de decálogo de referencias para la actuación del Cadete Militar Venezolano en su actuación institucional, ciudadana y personal.
La maquina que siempre movió a las Fuerzas Armadas Nacionales fue la satisfacción del deber cumplido. Más allá de eso no había referencia material que arropara el beneplácito de saber que se había arribado a concluir la exigencia operacional, el requerimiento administrativo inherente al cargo.
No existía compensación material para un militar, que equilibrara el saber que se había arribado a la meta establecida. Bastaba saber que se había obedecido las disposiciones y se había arribado al cumplimiento del deber.
Una felicitación por escrito, una palmada, un aplauso, una condecoración, una mención en la orden del día, una barra de honor al merito, un ascenso eran suficientes para compensar los esfuerzos del profesional y el alistado militar en el cumplimiento de sus obligaciones.
Esa era la savia de la organización militar venezolana. El nutriente de todas las organizaciones militares del mundo.
Eso es lo que diferencia una Fuerza Armada de línea, institucional, del estado; a una fuerza mercenaria.
Ese decálogo es lo que se conoció como el Código de Honor del Cadete en la Academia Militar de Venezuela y otros equivalentes del honor en los demás institutos de formación profesional de las Fuerzas Armadas Nacionales. Era obligatorio el conocimiento y aplicación de cada una de las diez normas desarrolladas en el mismo, incluso había que aprendérselo de memoria para poder salvarse de sanciones disciplinarias.
Recuerdo que uno de los artículos mas importantes del código citado era el numero 6: “Prometo guardar culto al valor, a la honestidad y a la verdad; que guardare y mantendré aún con riesgo de mi propia seguridad y bienestar”.
La honestidad es una de las cualidades que nos gustaría encontrar en las personas o mejor aún, que nos gustaría que todos los integrantes de una corporación la poseyeran.
La honestidad es una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, que junto a la justicia, exige en dar a cada quien lo que le es debido.
Podemos ver como actitudes deshonestas la hipocresía, aparentando una personalidad que no se tiene para ganarse la estimación de los demás; el mentir continuamente; el simular trabajar o estudiar para no recibir una llamada de atención de los padres o del jefe inmediato; el no guardar en confidencia algún asunto del que hemos hecho la promesa de no revelarlo; no cumpliendo con la palabra dada, los compromisos hechos y la infidelidad.
Faltar a la honestidad nos lleva a romper los lazos de amistad establecidos, en el trabajo, la familia y en el ambiente social en el que nos desenvolvemos, pensemos que de esta manera la convivencia se hace prácticamente imposible, pues ésta no se da, si las personas somos incapaces de confiar unos en otros.
Para ser honesto hace falta ser sinceros en todo lo que decimos; fieles a las promesas hechas en el matrimonio, en los compromisos, en la empresa o negocio en el que trabajamos y con las personas que participan de la misma labor; actuando justamente en el comercio y en las opiniones que damos respecto a los demás. Todos esperan de nosotros un comportamiento serio, correcto, justo, desinteresado, con espíritu de servicio, pues saben que siempre damos un poco más de lo esperado.
En la convivencia diaria podemos vivir la honestidad con los demás, no causando daño a la opinión que en general se tiene de ellas, lo cual se puede dar cuando les atribuimos defectos que no tienen o juzgando con ligereza su actuar; si evitamos sacar provecho u obtener un beneficio a costa de sus debilidades o de su ignorancia; guardando como propio el secreto profesional de aquella información que es particularmente importante para la empresa en la que prestamos nuestros servicios, o de aquel asunto importante o delicado que nos ha confiado el paciente o cliente que ha pedido nuestra ayuda; evitando provocar discordia y malos entendidos entre las personas que conocemos; señalando con firmeza el grave error que se comete al hacer calumnias y difamaciones de quienes que no están presentes; devolviendo con oportunidad las cosas que no nos pertenecen y restituyendo todo aquello que de manera involuntaria o por descuido hayamos dañado.
Si queremos ser honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscando la manera más eficaz de superarlos, con acciones que nos lleven a mejorar todo aquello que afecta a nuestra persona y como consecuencia a nuestros semejantes, rectificando cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en las labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.
La honestidad desemboca necesariamente en el honor. Este es la sublimación de la consecuencia entre lo que se dice con lo que se hace.
Habitualmente se ha dicho que los militares son hombres de honor. Seres rectos, capaces de cumplir con la palabra empeñada y con el juramento expresado. La palabra de un militar era tenida como un documento compromiso, lacrado con el honor de quien la cedía. De allí la existencia del juramento y la promesa de fidelidad a la bandera nacional.
El Juramento de Promesa de Fidelidad a la Bandera Nacional es una materialización del empeño de la palabra de los militares. En ello les va el honor.
Cuando el superior pregunta solemnemente a los subalternos ¿Prometéis a Dios y a la Republica, en presencia de la Bandera, defender la patria y sus instituciones hasta perder la vida y no abandonar jamás a vuestros superiores? Con el ¡Si...lo prometo! Que se exterioriza como respuesta se esta sellando un compromiso del honor.
¡Pero veamos cuales son los valores que se están comprometiendo y que están participando del acto intrínsecamente, cuando se empeña la palabra en este juramento! La verdad inicialmente, Dios, la Republica, la Bandera Nacional, la Patria, sus instituciones, la vida, los superiores.
Eso, en esta revolución bolivariana ha pasado a ser pasto del recuerdo. ¡Quien se aventure a manifestar su condición de hombre de honor, asumo que será objeto de rechiflas y trompetillas e inmediatamente es segregado del rebaño carmesí!
La honestidad como cotización moral en un militar es una de las referencias más importantes. El honor siempre ha sido para los militares un faro que ilumina cada una de sus actuaciones. Esta no solamente tiene que ver con la pulcritud en las actuaciones, sino también con la consecuencia con los arquetipos ideológicos y doctrinarios de una persona, sean de orden personal, corporativo e institucional, social y hasta nacional.
La honestidad ha quedado sepultada en las paletadas del ¿cuánto hay pa’ eso militar?, en las camionadas del ¿cómo quedo yo ahí castrense? Y en las empujadas del ¡lo mío me lo dejas en la olla camuflado!
Otro de los referentes corporativos es la valentía; la cuál es un valor universal que nos enseña a defender aquello que vale la pena, a dominar nuestros miedos y a sobreponernos en la adversidad. Sin la valentía, en los momentos difíciles nuestras vidas podrían irse a la deriva, sin embargo la fortaleza interior conducida por una conciencia recta, pueden llevarnos más lejos de lo que podríamos imaginar.
Ser valiente no es sencillo. En ocasiones, la valentía significa afrontar las consecuencias de nuestros actos, los productos de nuestros errores. El niño que admite ante sus padres que fue él quien rompió la ventana del vecino, el empleado que reconoce el no haber hecho su trabajo como era debido, el padre de familia que acepta ante sus hijos que debería haber pasado más tiempo con ellos son ejemplos que, por desgracia, a veces no son tan comunes: son ejemplos de personas que han tenido la fuerza de aceptar su error y de afrontar sus consecuencias.
La vida misma no es sencilla y puede ser, en ocasiones, sorprendentemente dura: La muerte de un ser querido, una enfermedad, la ruina de un negocio son ejemplos de momentos tremendamente difíciles. La valentía es la diferencia entre hundirse o seguir nadando.
Por otra parte, la valentía también tiene que ver directamente con defender lo que sabemos que es correcto. La conciencia con frecuencia nos indica que se está cometiendo una injusticia, o que se está violentando algún derecho. En esos momentos, es necesaria una posición concreta para actuar como es debido y para defender lo que está bien.
La valentía nos hace personas ordinarias que pueden obtener resultados extraordinarios. Una persona que defiende al débil, que admite sus errores, que afronta las consecuencias de sus actos, que no calla cuando sabe que algo está mal, puede estar asumiendo riesgos, pero también está creando una diferencia real en su vida y en el mundo que le rodea.
Los seres humanos solemos dejarnos llevar por la comodidad y, desgraciadamente, por los miedos. Con gran frecuencia generamos nuestros propios fantasmas y temores inexistentes; nos planteamos consecuencias que aún no existen pero que vemos como algo muy real. ¡Qué triste es el papel de un muchacho que no se atreve a decirle a una chica cuánto le gusta por miedo a que ella le rechace! No es raro que nuestra imaginación nos traicione planteándonos escenarios y panoramas desoladores, y nos inmovilizamos simplemente porque creemos que algo puede salir mal.
La valentía es afrontar riesgos, vencer miedos. A veces las consecuencias de algo pueden ser duras. En ocasiones nuestra valentía no cambia el mundo. El niño que admite haber roto la ventana del vecino puede ser de cualquier forma castigado, quizá el padre que confiesa no haber pasado suficiente tiempo con sus hijos no puede cambiar el alejamiento con su familia, también a veces el muchacho que le abre su corazón a la chica que le gusta es rechazado. La valentía no asegura el éxito inmediato, eso es cierto. Sin embargo hay una gran diferencia entre ser un cobarde y ser un valiente: la posibilidad de lograr algo. La diferencia es Esperanza. Quien es cobarde tiene un futuro cierto: la mediocridad. Quien es valiente tiene un futuro inmediato incierto, pero siempre encontrará al final del camino la corona de la victoria.
El valor como referencia en la actuación del militar es obvio. Normalmente el estereotipo más consecuente, al hacer mención a la vida militar, era el de la valentía. El policía y el militar eran sinónimos de valor, de temeridad, audacia; todas ellas contiguas al valor personal. No se puede concebir a un militar como cobarde. Al fin y al cabo la confrontación de la prisión y la muerte son el día a día durante la guerra; y durante la paz, a pesar de que el riesgo se atenúa, en cualquier momento se va a enfrentar.
En alguna oportunidad el militar deberá tomar decisiones en las que tenga que enfrentar el riesgo de la prisión o de la muerte. Eso no es un riesgo que se ignora, se asume desde el mismo momento en que se adopta el compromiso de “...defender la patria y sus instituciones hasta perder la vida”. Nadie puede decir que fue engañado.
El valor de muchos de nuestros uniformados, la mayor parte de los ahora institucionalistas y de los ex (Los coloquialmente conocidos como Jineteras de la Revolución Bolivariana), se ha quedado en las tasaciones de los apartamentos adquiridos en los exclusivos condominios, reservados para los escuálidos según la absurda teoría revolucionaria chavista. Ese bien es de un valor inalcanzable.
Por cierto, hay que ser honestos y reconocer la valentía y la honestidad de algunos de los que abrazan las banderas de la revolución. Son consecuentes y creen en lo que están haciendo, que es lo contrario de muchos oportunistas y arribistas políticos y militares; y en ese grupo numeroso se insertan un alto porcentaje de nuestras Jineteras de la revolución Bolivariana (Los antiguos militares institucionalistas).
Por ultimo el valor de la verdad. La verdad es un valor que caracteriza a las personas por la actitud congruente que mantienen en todo momento, basada en la claridad de sus palabras y acciones.
¿Alguna vez has sentido la desilusión de descubrir la verdad?, ¿esa verdad que descubre un engaño o una mentira?, seguramente si; la incomodidad que provoca el sentirnos defraudados, es una experiencia que nunca deseamos volver a vivir, y a veces, nos impide volver a confiar en las personas, aún sin ser las causantes de nuestra desilusión.
Pero la verdad, como los demás valores, no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto que parece tan sencillo, a veces es lo que más cuesta trabajo. Utilizamos las "mentiras piadosas" en circunstancias que calificamos como de baja importancia, donde no pasa nada: como el decir que estamos avanzados en el trabajo, cuando aún no hemos comenzado, por la suposición de que es fácil y en cualquier momento podemos estar al corriente. Obviamente, una pequeña mentira, llevará a otra más grande y así sucesivamente... hasta que nos sorprenden.
Al inventar defectos o hacerlos más grandes en una persona, ocultamos el enojo o la envidia que tenemos. Con aires de ser "franco" o "sincero", decimos con facilidad los errores que comenten los demás, mostrando lo ineptos o limitados que son.
No todo esta en la palabra, también se puede ver la verdad en nuestras actitudes. Cuando aparentamos lo que no somos, (normalmente es según el propósito que se persiga: trabajo, amistad, negocios, círculo social...), se tiene la tendencia a mostrar una personalidad ficticia: inteligentes, simpáticos, educados, de buenas costumbres... En este momento viene a nuestra mente el viejo refrán que dice: "dime de que presumes... y te diré de que careces"; gran desilusión causa el descubrir a la persona como era en la realidad, alguna vez hemos dicho o escuchado: "no era como yo pensaba", "creí que era diferente", "si fuese sincero, otra cosa sería"...
Cabe enfatizar que "decir" la verdad es una parte de la Sinceridad, pero también "actuar" conforme a la verdad, es requisito indispensable.
El mostrarnos "como somos en la realidad", nos hace congruentes entre lo que decimos, hacemos y pensamos, esto se logra con el conocimiento y la aceptación de nuestras cualidades y limitaciones,
En ocasiones faltamos a la verdad por descuido, utilizando las típicas frases "creo que quiso decir esto...", "me pareció que con su actitud lo que realmente pensaba era que ..." ; tal vez y con buena intención, opinamos sobre una persona o un acontecimiento sin conocer los hechos. Ser verdadero, exige responsabilidad en lo que decimos, evitando dar rienda suelta a la imaginación o haciendo suposiciones.
Para ser verdadero también se requiere "tacto", esto no significa encubrir la verdad o ser vagos al decir las cosas. Cuando debemos decirle a una persona algo que particularmente puede incomodarla (pensemos en cosas como: su modo de vestir, mejorar su lenguaje, el trato con los demás o la manera de hacer y terminar mejor su trabajo), primeramente debemos ser conscientes que el propósito es "ayudar" o lo que es lo mismo, no hacerlo por disgusto, enojo o porque "nos cae mal"; enseguida encontrar el momento y lugar oportunos, esto último garantiza que la persona nos escuchará y descubrirá nuestra buena intención de ayudarle a mejorar.
En algún momento la verdad requiere valor, nunca se justificará el dejar de decir las cosas para no perder una amistad o el buen concepto que se tiene de nuestra persona. Si por ejemplo, es evidente que un amigo trata mal a su esposa o a sus empleados, tenemos la obligación de decírselo, señalando las faltas en las que incurre y el daño que provoca, no solamente a las personas, sino a la buena convivencia que debe haber.
La persona verdadera dice la verdad siempre, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Vernos sorprendidos en la mentira es más vergonzoso.
Al ser verdaderos aseguramos la amistad, somos honestos con los demás y con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la veracidad que hay en nuestra conducta y nuestras palabras. A medida que pasa el tiempo, esta norma se debe convertir en una forma de vida, una manera de ser confiables en todo lugar y circunstancia.
La verdad es otro blasón estigmatizado en esta revolución de opereta y que ha quedado al descubierto por cada uno de los integrantes de la institución armada. Cada vez que alguno de nuestros jefes militares enfrenta los medios de comunicación, para argumentar los desafueros de sus comandados, parecieran creación de Geppeto.
Cada vez que oímos a algunos de nuestros jefes militares enfrentar los medios de comunicación social para tratar de refutar un acto opositor, para mercadear una bondad del gobierno, para argumentar un acto del régimen; simplemente lo percibimos en un crecimiento desmesurado del apéndice nasal. ¡Y a veces esta diciendo la verdad!
Pero es que la mentira ha sido un antivalor cultivado desde las canteras del gobierno, que sus voceros oficiales son percibidos como mentirosos, taimados, hipócritas, patrañeros y chapuceros y cuando se trata de los ilusionistas uniformados, peor aún.
En una sociedad, donde el militar tenía un estereotipo de la verdad, esta ha pasado a ser un comodín en las manos, los ojos, los oídos, la nariz y la lengua de los uniformados. ¡Cuando la lengua se desboca por justificar artificialmente esta revolución de pacotilla, los esfuerzos se reflejan en la nariz! ¡Pudiera decirse matemáticamente a traves de una formula sencillita y sin rebuscamientos, que los esfuerzos por argumentar y descargar verbalmente (la lengua) las bondades de esta revolución chapucera, son directamente proporcionales a la presencia de pestilencias y marismas en el ambiente político (la nariz)! ¡Les crece de una manera desmesurada el remate nasal!
Lo peor es que, habiéndose enaltecido en toda una vida institucional de ser consecuentes con la verdad, ahora los militares deben arrastrarse en las miserias del embuste y la falacia para justificar su concubinato revolucionario.
El valor de la amistad y el profesionalismo, la consecuencia, la autenticidad, el liderazgo, la libertad, la confianza, la lealtad, la paz, la prudencia, la solidaridad, la sinceridad, el respeto, la flexibilidad, el patriotismo, el compromiso, el carácter y el servicio son hitos y mas que hitos son condiciones indispensables y atributos de los aspirantes a ser parte fundamental, para el funcionamiento de la institución militar.
Sin necesidad de establecerlos en una libreta de cuero, en una tabla histórica, un pergamino laureado, bastaba que el militar fuese inducido a convivir activamente en estos valores institucionales para ser parte de la organización castrense. De allí nace la idea, el arquetipo y el paradigma, la abstracción, la emoción gremial que impulsa a agruparse para generar la violencia organizada del estado y planteada de una manera constitucional.
La fuerza de línea con estructura sistemática, la organización militar con definiciones de mandos orgánicos, de liderazgos impecables, con referencias constitucionales y legales en su actuación que es la antitesis de la horda violenta y transgresora, la caterva infractora y delincuente, la pandilla proscrita y fascinerosa, el tumulto provocador e impaciente y el barbarismo armado y sin dirección.
Eso fue lo que le dio noción de cosa establecida a la organización militar a nivel mundial. Desde mucho antes de la historia y cuando el hombre se empezó a agrupar organizadamente para defenderse primitivamente.
Nació, creció, se desarrolló y consolidó la Institución Fuerzas Armadas.
Cuando no sea así, se pasa a la categoría de banda, de montonera confusa, de turba armada sin ningún ideal capaz de generar violencia por generarla.
Recientemente vi una película de los estudios Disney; “La maldición del Perla Negra” con Johnny Deep, Geoffrey Rush, Orlando Bloom y Keira Knightley; es una trama que sigue muy bien la magia del reino encantado de Walt Disney y en ella se hace mención a un código entre los piratas, reglas para cumplir o pautas para tener referencias en la actuación. Estamos hablando de gente acostumbrada a la violencia sin ningún tipo de escrúpulos y sin los frenos morales actuales.
¡Y lo cumplían estrictamente! Era una manera de garantizar la supervivencia de la organización en el tiempo.
La Hermandad de la Costa, una asociación de piratas en la isla de La Tortuga, era una organización militar y política de la época (1640) que reseña muy bien el fallecido escritor Francisco Herrera Luque en la Historia Fabulada (Editorial Pomaire, 1981), y describe la manera como funciona una organización en la que el riesgo es la orden del día y en la que deben tomarse y lo mas importante, cumplirse medidas por parte de sus asociados.
¡También estamos hablando de piratas!
Así funcionaban las Fuerzas Armadas, no solamente las de Venezuela, sino las de cualquier país que se precie de ser serio o de cualquier organización.
Si establecemos un patrón de comparación en el antes y después, colocando como la raya que divide el 2 de febrero de 1999, que es la fecha cuando Hugo Chávez Frías asume la primera magistratura del país y constitucionalmente el cargo de Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, entonces debemos asumir que los valores que eran referencia dentro de la institución militar, pasaron a ser un gran estorbo, una inmensa necedad que obstaculiza los planes de la consolidación de Hugo en el poder político.
¿Cómo salir de ellos? Me imagino que esa sería la gran interrogante para el Maquiavelo tropical. Y la respuesta se la proporcionó el barbiespeso caribeño, quien mas sino Fidel.
Potenciando, promocionando, ascendiendo y reconociendo a todos aquellos integrantes de la institución militar que cultiven los antivalores nacionales (La mentira, la hipocresía, la traición, la felonía, la apostasía, la vileza, la mediocridad, la intriga, la cobardía, el desapego, la deslealtad, la inconsecuencia, el malinchismo, el deshonor, la enemistad, la informalidad, la indiscreción, la aflicción, etc.) que puedan minar paulatinamente los valores de la organización (El valor, la honestidad, la verdad, el honor, el patriotismo, la consecuencia, el servicio, el carácter, el compromiso, la flexibilidad, el liderazgo, el respeto, la autenticidad, la sinceridad, la perseverancia, la solidaridad, la prudencia, la paz, la lealtad, la confianza, la amistad y la libertad entre otros.)
El actual Ministro del Interior y Justicia, el General en Jefe Lucas Rincón Romero, es el blasón de la meta definitiva de un militar profesional. Y es el representante militar de la institución del quintarepublicanismo en esta etapa de la nacionalidad. ¡Es el espejo donde deben verse los militares bolivarianos!... pero además de eso, es el molde de la futura institucionalidad militar bolivariana.
Cuando se mencione la verdad militar bolivariana, surgirá la figura de Lucas; cuando se apele a la honestidad militar revolucionaria, los tres soles del General Rincón iluminarán los foros de la discusión; el momento de poner a prueba la valentía revolucionaria del militar chavista, exigirá que los bríos y atrevimientos del General en Jefe Rincón Romero sean los pasos iniciadores del reto al peligro.
Todo ello haciendo abstracción de la transmutación como Ángel de la Anunciación cuando se le comunicó al país aquel 12 de abril de 2002, la renuncia de Chávez, la cual...aceptó; del famoso incidente administrativo en la Dirección de Administración del Ministerio de la Defensa, aún en vericuetos de la Contraloría General de la Nación, donde se endosaron los cheques a la domestica por un millardo de bolívares y el sueño placentero, rodeado de granadas de mano y guardaespaldas, en la habitación del quinto piso del Ministerio de la Defensa, una vez que Chávez renunció el 12 de abril. ¿Cómo quedó la verdad, la honestidad y el valor?
¿Quién no quiere llegar a la jerarquía de General en Jefe? ¿Quién no quiere ser equilibrado con el General en Jefe Eleazar López Contreras? ¿Con el General en Jefe Simón Bolívar? ¿Con el General en Jefe Rafael Urdaneta? Todos ellos en la sublimación de las más alta jerarquía militar a que puede aspirar un verdadero militar profesional.
Ahora...¿Quiénes en el cultivo de los antivalores, calzan los puntos para también tener la oportunidad de ser promocionados por el régimen, al grado de General en Jefe?
¡Cualquiera de nuestros actuales generales de división y vicealmirantes, tiene los meritos para ser General en Jefe!

lunes, 25 de agosto de 2003

Azules y Rojos

Tradicionalmente, la actividad académica de los ejercicios de capacitación y de entrenamiento en campaña, sea en el aula o en el terreno, de los profesionales militares y de la tropa alistada de nuestra Fuerza Armada Nacional, se divide en bandos que se identifican como Azules y Rojos.
Es una manera de clasificar las fuerzas en el conflicto de una manera general, sin apelar a las denominaciones que entrañen gentilicios, políticas, partidos, ideologías, nacionalidades, etc.
Toda la vida la asignación de las responsabilidades, para los alumnos militares, estaba alineada con la de los Azules.
Los Azules están identificados con la defensa de los valores, de los principios, las normas, en fin, con la legalidad y la constitucionalidad.
Los Rojos, en cambio estaba asociados con las agresiones, las violaciones a las normas nacionales e internacionales, quienes pasaban por encima de los convenios, los “malos de la película”, quienes mas allá de su superioridad numérica, la calidad de sus agresiones, el alcance y la letalidad de sus armas, la ferocidad de sus combatientes, la selectividad de sus métodos y las banderas de sus planteamientos políticos e ideológicos; al final salen derrotados por la fuerza y la convicción de los ideales y los propósitos de los azules.
De esa manera, el Sistema Educativo de la Fuerza Armada Nacional, fue moldeando en el profesional militar y en la tropa alistada, un estilo de combate, una manera de planificar, una forma de enfrentar las situaciones de conducción, una secuencia en las acciones del Comandante y su Estado Mayor, una metodología en el proceso de toma de decisiones; lo que le permitió definir una visión de las posibles ejecutorias, en caso de implementarse cualquiera de las hipótesis de conflicto previstas y supuestas en los planes establecidos a nivel del Estado Mayor Conjunto y como parte de la estrategia militar diseñada, en sintonía con la alta política del estado venezolano, que atendiera al Interés Nacional.
Así, de esa manera sencilla, se creó en la Fuerza Armada Nacional, una cultura de los “buenos” que se identificaban con la posición de los integrantes de la institucionalidad de la corporación militar y la cuál se alineaba con los “Azules”. Los “azules” son referidos con la justicia, la imparcialidad, la equidad, la rectitud, el justo reclamo, el derecho, la norma; en fin con la paz. Por algo los famosos “Cascos Azules” de la Organización de Naciones Unidas (ONU), cuando llegan a un territorio es enarbolando la bandera de la paz y la vida.
En cambio, la postura de los “malos” estaba en la acera de enfrente. Los “Rojos” son identificados con la violencia, con la fuerza de la imposición, con los autoritarismos, con las dictaduras de izquierda o de derecha, con la sangre, los enfrentamientos, la destrucción, la segregación, el desenfreno, la velocidad, los ghettos, la guerra y la muerte.
Normalmente, la tensión política y militar se iniciaba con un reclamo territorial, un desacuerdo político, una controversia originada en un incidente militar previo (Ataque de una patrulla militar roja por parte de azules o viceversa, derribo de un avión, ataque a una nave de superficie, etc.) eso entrañaba el reclamo diplomático correspondiente a través de la nota de protesta usual, posteriormente el país rojo expulsaba a la delegación diplomática azul acreditada ante rojo, etc. Y el conflicto se iba escalando, hasta que las fuerzas militares Rojas invadían al País Azul, con lo cuál se activaba la maquinaria de guerra azul que enfrentaba, las fuerzas rojas contra las fuerzas azules, en el territorio azul.
A veces, las situaciones académicas que se planteaban, entrañaban la derrota por la vía de la guerra convencional, de las Fuerzas Militares Azules. La victoria convencional de las Fuerzas Militares Rojas a las Fuerzas Militares Azules originaba un proceso de ocupación y la Administración del Territorio Conquistado, entonces se empezaba a desarrollar un proceso de resistencia, ya no por parte de las fuerzas militares azules, sino por todos los nacionales azules, que al final, como tiene que ser, culminaba con la derrota aplastante de las fuerzas militares rojas por la fuerza de los nacionales azules.
Así, ha sido la tradición académica de nuestros institutos de formación profesional (Academia Militar de Venezuela, Escuela Naval de Venezuela, Escuela de Aviación Militar y Escuela de Formación de Oficiales de la Guardia Nacional), de sub.-Oficiales Profesionales de Carrera, de Tropas Profesionales y de la Tropa Alistada en todos los componentes.
Parecía un proceso de “jugar a la guerra” que en los medios académicos es distinto a planificar y ejecutar un Juego de Guerra. Los Rojos eran identificados con los malos y los azules con los buenos. Así fue en el medio militar y así seguirá siendo. Las instituciones se nutren de este tipo de tradiciones. Por eso es que son instituciones.
Difícilmente a un venezolano común y de a pie, se le ocurrirá entrar, en un dilema de selección del bando a escoger, cuando tome la decisión de resistir la invasión de las fuerzas rojas.
La decisión que tiene al frente, el venezolano que apuesta al futuro de sus hijos, de sus nietos; es la de entregar su legado histórico a la perversión política de un presidente entreguista y malinchista, secundado por un sector de la Fuerza Armada Nacional, que traicionó su juramento de “...defender la patria y sus instituciones, hasta perder la vida”
Ya ese fragmento traidor y entreguista de la Fuerza Armada Nacional se alineó con las Fuerzas Rojas del invasor político, ideológico y militar; y un sector político tradicional consolidó su aspiración existencial, al entregarse en los brazos de la canalla marxista.
Este momento importante de la vida institucional de la Nación Venezolana impone asumir decisiones existenciales, porque lo que está en juego no es la republica, lo que está en juego es la existencia misma como nación.
¡No debe haber duda de seleccionar entre, la boina roja de la opresión y el gorro frigio azúl de la libertad!

sábado, 16 de agosto de 2003

Venezuela conta Cuba

El día viernes adopté una actitud deportiva. Me puse a ver el juego final de voleibol entre Venezuela y Cuba por la medalla de oro en los Juegos Panamericanos 2003, que se están desarrollando en Republica Dominicana.
Fue una manera de hacer catarsis de la actual situación política del país, que nos ha arrastrado a todos hasta niveles de desesperación.
Al otro lado del sub.Continente, cómodamente instalados en la Suite Presidencial de un lujoso hotel paraguayo - me imagino -, Hugo Chávez Frías y su carnal Fidel Castro, estuvieron disfrutando del desarrollo del juego.
La referencia que se tiene del palmarés de Cuba en esta especialidad deportiva a nivel panamericano, es que desde 1959, la antilla tiene exclusividad en el oro.
Venezuela ha tenido un repunte en esta disciplina deportiva y sin querer abordar esta especialidad del comentario deportivo, considero muy profanamente que el triunfo estaba merecido. Y digo estaba, hasta que la mano de la especulación política y el abono demagógico del triunfo apareció y embarró toda la victoria.
Sin embargo, el gobierno ha copado tanto los espacios de todo orden, que hasta allá llegó la mano peluda del Chavismo y no quedo más remedio que hacer los análisis correspondientes y las especulaciones pertinentes.
Todo estuvo perfecto hasta que Chávez – siempre Chávez – empezó a arrimar la brasa revolucionaria del oportunismo político hasta la sardina de la revolución bolivariana en la conquista atlética del sexteto venezolano.
A partir de ese momento empezamos a dudar de la originalidad del triunfo venezolano, de la pulcritud en la victoria (algo en lo que naturalmente no están comprometidos los atletas venezolanos) y empezamos a especular en las triquiñuelas de la trastienda, las componendas orilleras, las tracalerías caribeñas y todo tipo de maniobras de verdurera (Con el perdón de las amigas verdureras) que pudieran haberse orquestado para justificar políticamente, ante la opinión publica nacional e internacional, el triunfo merecido de la selección nacional.
La imaginación nos dio para ver a Fidel y a Hugo, días previos a la final y una vez que la selección venezolana le ganó a la norteamericana, armando un rompecabezas político y comunicacional para vender las bondades y las virtudes de la Revolución Bolivariana en el sector deportivo y educacional; y desmeritar el neoliberalismo salvaje y el capitalismo caduco y en declive de la potencia del norte, de los cuarenta años de cúpulas podridas del puntofijismo y otras lindezas que sirven de patrón de comparación para Hugo Rafael.
-Mira Fidel ¿Por qué no hacemos una de las nuestras, ahora que Venezuela le ganó a Estados Unidos en Volley Ball? Se lanza Chávez de frente sin ningún tipo de miramiento y escrúpulos.
-¿A que te refieres, mi sangre?
-¡Las derrotas deportivas hay que transformarlas en derrotas políticas! ¡Igualmente, los triunfos deportivos hay que transmutarlos en laureles políticos, en triunfos del régimen! ¡Ya derrotamos al Coloso del Norte y los próximos juegos son contra Brasil y luego contra Cuba! ¡Por supuesto estoy hablando de Venezuela!
-¡Oye, eso se pone interesante! ¡La de oro la peleamos entre Lula, Chávez y yo! ¿Y como nos vamos a arreglar, Hugo?
¡Aquí tenemos que dejar espacio es para los resultados políticos, mas allá de los deportivos! ¡Brasil no tiene que demostrar a nadie que es una potencia en voleibol, Cuba ni hablar! ¡Pero otra cosa es Venezuela, que aún cuando lo es, debe materializar un logro oportuno en esta revolución bolivariana, para consolidarse deportivamente y levantar la bandera de las bondades políticas de la misma! ¿No te parece Fidel?
-¡Uhmm, has aprendido demasiado Hugo! Sentenció el proxeneta caribeño.
-Venezuela ya pasó de las eliminatorias y ahora vá contra Brasil, para yo pelearte la medalla de oro. ¿Qué te parece si negociamos la final? ¡Por supuesto, hay que esperar los resultados del combate contra los auriverdes, pero de eso yo me encargo con Lula!
-¡Oye Hugo, esa no es una manguangua como me la tás poniendo! ¡Nosotros tenemos una tradición volibolistica de casi seseta años! ¡Manéjala despacio, hombre!
-¡Eso es muy sencillo Fidel, hermano! ¡Que los muchachos tuyos cuando vayan contra Venezuela, nos den la zurda, lo que vamos a cambiar al fin y al cabo, es una piche medalla de oro panamericano por los barriles de petróleo del convenio con la isla! ¿No me vas a decir que de todas maneras, no tienes todas las de ganar? Es que todavía me estas metiendo medio chuzo! Argumento Chávez, muy filial él.
¡Esta bien!¡Pero tienes que ganarle a Brasil antes y eso es...cosa mas grande! Aceptó este último razonamiento el chulo antillano.
¡No te preocupes que yo me encargo de Lula!
No hubo tiempo para especular en la conversación de Chávez con Lula, pero la imaginación siempre se va encontrar de frente con alguna similar, a la mantenida con Fidel. Al fin y al cabo, con el mandatario brasileño, Chávez tiene como tratar también de apelar al sentido del chantaje económico, sobre todo a la luz de los grandes negocios que han montado los brasileños con Venezuela en esta gestión de gobierno.
Esta pudiera haber sido muy bien, una crónica deportiva positiva de los resultados de la justa Venezuela-Cuba. Pero ese es el problema, que todos los espacios de la vida pública han sido contaminados de la mala política que quiere inocular este gobiernito. Por eso es que es difícil abstraerse del tema político.
Por ejemplo; cuando Chávez conversó al final del partido con el jugador, Iván Márquez, este hizo un comentario sobre la mala situación que se esta viviendo en el país y Chávez hábilmente lo toreó. A propósito, este jugador era asiduo con otros del sexteto de oro, del semáforo que esta al frente del Centro Comercial La Cascada en Carrizal Estado Miranda, recogiendo la colaboración correspondiente para el viaje, en los días previos a la salida para Republica Dominicana. De manera que el crédito para el gobierno, en apoyar a sus atletas para la justa panamericana y en particular al equipo de voleibol, como que no tiene tanto asidero.
Las tribunas en diversas oportunidades estuvieron coreadas por el... Se va, se va, se va se va, se va... y era la canción de la barra venezolana, mas significativa. Cuando eso ocurría las cámaras de Venezolana de Televisión (C-8) hacían los giros pertinentes para no enfocar para allá.
La barra venezolana estuvo animada muy efusivamente por el Capitán Alfredo Salazar Bohórquez y el Capitán Ricardo Salazar Bohórquez, actualmente en condición de asilados políticos en la isla. Me imagino la emoción de Chávez cuando percibió a través del televisor, la presencia de estos acérrimos enemigos políticos, disfrutando de las delicias del juego.
Los signos chavistas del puño derecho cerrado y los dedos índice y pulgar extendidos (signo del chavismo militante) en el aforo dominicano también politizaron la victoria venezolana.
Era publica la incomodidad de los locutores de Venezolana de Televisión (C-8) por las consignas del... se va se va se va y no ocultaban su desagrado cuando las barras venezolanas la entonaban.
La cobertura del juego la hizo únicamente Venezolana de Televisión (C-8), una vez conocidos los resultados del juego, los canales comerciales hicieron la promoción correspondiente.
Chávez tenía como pena de haberle ganado a Cuba y estuvo en múltiples oportunidades tratando de justificarse ante su padre Fidel. Incluso, llegó a decir que hubiese sido preferible ganarle a Cuba en más sets. Se percibió ante Fidel, como incomodo con la victoria venezolana.
La actitud de los jugadores cubanos no era de dolor, de rabia, nadie lloró, nadie se emocionó. Había un mutismo, una gravedad, una seriedad solidaria.
Cada vez que surgía algo que dejaba en evidencia al chavismo en la barra venezolana, los locutores de VTV se hacían los locos en la transmisión y aumentaban el volumen a la canción de Ruby Pérez “Enamorado de ella” que hacía de fondo musical a la transmisión televisiva.
Al paso que vamos, es factible que un triunfo de la vinotinto del fútbol ante la selección canariña, esté a la vuelta de la esquina y con ese mismo impulso la selección venezolana sea finalista en el mundial Alemania 2004. De tal forma que el aumento de las inversiones alemanas en petróleo, minería, gas y otros rubros económicos ya se verán incrementadas con el objeto de extender la mano deportiva oportunamente. Sigo dándole rienda suelta a la imaginación.
¡En política el fin justifica los medios!
Estoy completamente seguro que la selección venezolana de voleibol merecía el triunfo y no se prestó para ningún tipo de triquiñuelas. Todos sus integrantes tienen el perfil deportivo y la experiencia para acreditarse el laurel. ¡Honor a ellos!
Como ven, el vector político ha invadido todos los espacios de la vida venezolana.

viernes, 1 de agosto de 2003

El fiel de la balanza

Todo el mundo se aventura a señalar al General de División (Ej.) Raúl Isaías Baduel como el fiel de la balanza en una coyuntura de enfrentar al Presidente Chávez, en una etapa post revocatorio.
Hasta en una crisis pre-revocatorio, el General Comandante de la Guarnición Militar de Maracay es percibido como un indicador castrense, con su obvia incidencia hacia el sector político. Todos ponen su atención en la expresión de Raúl, en los gestos del Jefe Militar del Centro, en la exégesis de la expresión del Cartujo de Las Delicias.
Eso señalaría que el Místico Raúl Isaías genera algún efecto de referencia hacia lo interno de la corporación militar, tiene suficiente liderazgo dentro de la organización como para moverla operacional y políticamente; y eso se irradia hacía la sociedad de Maracay y alrededores con la natural influencia hacia sectores políticos, económicos y sociales. Es decir, cualquier actitud asumida por el Monje Castrense en una situación que ponga contra la pared a Hugo Chávez Frías, puede ser revertida en función de los humores del Anacoreta de Las Mercedes del Llano, por virtud del ejercicio del mando y la potencialidad de la aplicación del poder de combate de la Gran Unidad de Combate (GUC) bajo su responsabilidad.
Eso ha hecho que la alusión a la actitud del General Baduel sea tomada por cada uno de los sectores políticos, económicos y sociales como un indicativo de la posición de los integrantes del Ejercito en la región central, de la Fuerza Armada Nacional en la Guarnición Militar de Maracay, del Ejército en general a nivel nacional y de todos los integrantes de la Fuerza Armada Nacional. Nada más falso.
Ni siquiera militarmente, el General Baduel, representa la varilla de la báscula en una confrontación de la sociedad con Hugo Chávez.
Y en efecto, el General Baduel con esa actitud distante, con esa postura de falso profeta, con esa ausencia deliberada y trasmutada, y con el aire de misterio de que le ha querido imprimir a sus actuaciones y expresiones; se ha convertido en un dilema para el común de los venezolanos, que esta esperando una palomita, en la solución al grave problema de ingobernabilidad que representa el gobierno de Hugo Chávez.
Con esto se descarta de hecho, el papel de otros oficiales generales del Ejército, quienes por razón de su grado pudieran ser tomados como referencia, como el General de División (Ej.) Jorge Luis García Carneiro, como Comandante General del Ejército; del General de División (Ej.) Melvin López Hidalgo, actual Secretario del Consejo Nacional de Defensa (CONADE), del General de División (Ej.) José Aquiles Viettri Viettri, Inspector General del Ejército; el General de División (Ej.) Alberto José Gutiérrez, Comandante de la Primera División de Infantería y Guarnición de Maracaibo; etc. y otros dioses menores del Olimpo Chavista que no viene al caso comentar.
Las razones del descarte son algunas de naturaleza personal y hasta moral. Cobardía, corrupción, depravación, degradación, servilismo, oprobio, libertinaje, oportunismo, etc. y otras cosas que descalifican ipso facto, a cada uno de estos jefes militares, para convertirse en lideres de una reacción contra Chávez.
¡Todo el mundo pone los ojos en Baduel!
Y los pone simplemente porque el mismo se ha convertido en un enigma. Hasta para el mismo gobierno, el Purísimo Raúl Isaías es un acertijo. En eso ha sido inteligente, más clarividente que todos los oficiales generales anteriormente nombrados. Todos ellos no han podido esconder el rabo de paja de la corrupción y la inmoralidad; y lo ondean abiertamente ante los subalternos y más allá de eso, ante los civiles; por eso es que no pueden acercarlo a la candela de la reacción contra Hugo Chávez. Saben eso y han radicalizado su posición de defensa del régimen a ultranza. No tienen otra alternativa.
¡Pero el Cenobita del Llano, no! Ha sabido cuidarse, ha sabido enterrar sus deyecciones tomando el cuidado de no exponerlas. Eso le da la oportunidad de transmutarse en una nueva vida militar y política, en una nueva republica donde Chávez ya forme parte del estercolero de la historia. ¡Recordemos que ya tuvo la oportunidad de haber estado en otra vida, en los siglos XIV y XV, por parajes europeos!
¡Pero para que eso ocurra, debe –realmente- disponer de poder!
El poder en la Fuerza Armada Nacional siempre lo han tenido los teniente coroneles y los capitanes. Eso tiene una explicación, los oficiales en esos grados tienen el mando directo sobre la tropa, son quienes los dan de alta en la unidad y también los dan de baja, los ascienden y recompensan, hablan con los soldados diariamente, son quienes cancelan directamente la ración, son quienes oyen los problemas personales y profesionales de los mismos, quienes los sancionan y quienes firman las boletas de permiso. Cuando un Capitán en su unidad imparte una orden, eso no tiene retorno. ¡Se cumple y punto!. Eso es valido para el Teniente Coronel a quien por analogía lo señalan como el Comandante.
Eso les da una relación muy especial con los subalternos, sub-tenientes y tenientes en el caso de los capitanes; y se incluyen los mayores cuando se habla de los teniente coroneles. Una vinculación muy estrecha, que en la medida que se extiende en el tiempo, se consolida cuando ha sido positiva o simplemente se diluye cuando la correspondencia ha sido negativa.
Los hitos en la formación del liderazgo personal de cada jefe militar arrancan desde Capitán y se consolidan como Teniente Coronel. ¡Así ha sido y siempre será!
Generalmente así, se inicia una relación de liderazgo dentro de la antigua institución armada. Normalmente esta es la etapa donde los jefes en la Fuerza Armada Nacional se convierten definitivamente en líderes.
De allí que cuando se plantea la promoción de los oficiales hacia los altos grados (Coroneles y Generales) la referencia mas importante es si ejerció el comando de una unidad táctica (batallón) y como lo ejerció.
Por eso es que, cuando un Teniente Coronel entraba en el proceso de evaluación para ascenso y no había cubierto la etapa del comando en el grado, sabía que sus posibilidades de promoción entraban en picada. ¡No había comandado! No se tenían referencias de su comportamiento en la administración de recursos humanos, materiales y financieros estructurados en una organización activada especialmente para el combate. No había sido sometido al estrés de solucionar creativamente los problemas logísticos de una unidad, no había sido sometido a las pruebas de poner a sus efectivos a emprender tareas inéditas, a producir resultados con limitación de recursos, a administrar esos recursos conscientemente y a integrar los esfuerzos de cada uno de los efectivos, para lograr el trabajo armónico de una unidad, de un equipo. Eso era comandar en la antigua institución armada.
Esta breve introducción sirve para ilustrar como se estructura el mando y el liderazgo en la Fuerza Armada Nacional, para orientar hacia donde se encuentra el poder y de donde emana este.
Se puede tener el mando de una unidad, pero carecer del liderazgo ante los hombres que la integran; eso significa que no se tiene ningún poder. Igualmente se puede tener el liderazgo dentro de una unidad y no tener el mando formal de la misma y en cualquier momento se puede disponer del poder. Eso es valido para quienes habiendo estado recientemente en una unidad, aún conservan las vinculaciones normales como producto de su liderazgo dentro de la misma. O quienes habiendo estado dentro de la organización armada, son una referencia dentro de la misma en virtud a su liderazgo.
Mando, liderazgo y poder; un trípode en el que descansa la estabilidad del funcionamiento de la Fuerza Armada Nacional y que inteligentemente ha sido ubicar y precisar Hugo Chávez Frías.
¿Quiénes ocupan el mando de la gran mayoría de las unidades tácticas (Batallones) del Ejército? ¡Tenientes Coroneles y en algunos casos Coroneles egresados de la Academia Militar en los años 1985, 1986, 1987, 1988; hijos de las promociones “Teniente Pedro Camejo” (Capitán Ronald Blanco La Cruz, Gobernador del estado Táchira; Capitán Edgar Hernández Behrens, Administrador de CADIVI; Coronel Hugo Carvajal Barrios, Sub-Director de la DIM; etc.) del año 1981; “Coronel Antonio Nicolás Briceño” ( Capitán Antonio Rojas Suárez, Gobernador del Estado Bolívar; Coronel Henry Rangel Silva, Comandante del Regimiento de Comunicaciones “Monagas”; Capitán John Gutiérrez Guillen, Presidente del Consejo Legislativo del estado Bolívar; Coronel José Gregorio Montilla Pantoja, Comandante del Regimiento de Policía Militar “José de San Martín”; Capitán Carlos Aguilera Borjas, Ex – Director de la DISIP; etc.) del año 1982; “Bicentenario del Natalicio del Libertador” ( Capitán Jesús García Rojas, Cónsul en Vigo España; Coronel Cliver Alcalá Cordones, Comandante del Batallón “Juan Pablo Ayala”; Coronel José Francisco Acosta Carlés, Sub – Jefe de la Casa Militar; Capitán Jesús Aguilarte Gamez, Presidente de FONDAFA; Coronel Celso Canelones Guevara, Coronel Carlos Antonio Alcalá Cordones, Jefe de Estado Mayor del Comando Aéreo del Ejército; Capitán Oscar Jesús Navas Tortolero, etc.) del año 1983. A propósito, en la Academia Militar se denomina hijos a aquellos cadetes integrantes de una promoción, que son formación y hechura de otra promoción.
Esos Teniente Coroneles de las promociones de los años 1985, 1986, 1987 y 1988 en su gran mayoría, fueron aquellos Tenientes y Sub.-Tenientes que estuvieron con Hugo Chávez compartiendo las celdas del Cuartel San Carlos, Yare, Cecao, Batallón Diego Ibarra, Regimiento de la Policía Militar, etc. después de los sucesos del 4 de febrero de 1992. Los sicólogos señalan que no hay relación mas estrecha que la que adquiere como producto de compartir las experiencias de la cárcel.
Estos oficiales, comandantes de las unidades tácticas (Batallones) del Ejército, son a quienes el Presidente Hugo Chávez apela sentidamente como sus “Centauros” y son compañeros de promoción también, en su gran mayoría, del Teniente Diosdado Cabello, Ministro de Infraestructura; del Teniente Jesse Chacón, Ministro de Información; del Capitan Eliécer Otaiza Castillo, Presidente del INCE; del Capitan Florencio Porras Echezuría, Gobernador del Estado Mérida; del Mayor Francisco Ameliach, Presidente de la Asamblea Nacional; del Capitán Pedro Carreño, Diputado a la Asamblea Nacional.
Todos estos Comandantes de Batallón se sienten parte del gobierno, por vía directa de sus compañeros de promoción, en ministerios y organismos del gobierno, no de una institución del Estado como la Fuerza Armada Nacional. Ante sus compañeros de promoción tramitan directamente ayudas, problemas de comando para la unidad, etc. que le faciliten la gestión.
En la gran mayoría de los casos, estos Comandantes tienen el liderazgo en sus unidades; en otros pocos, no. Pero si mantienen el control de sus unidades directamente y responden por sus actos de comando formalmente y sin formulas de Órgano Regular y violando la Línea de Mando, al Comandante en Jefe, el Teniente Coronel Hugo Chávez Frías.
De tal forma que los jefes directos - Generales de Brigada Comandantes de Unidad Superior (US) o Generales de División Comandantes de Gran Unidad de Combate (GUC)- son simples figurones del liderazgo, solemnes representaciones de la autoridad, príncipes consortes del mando, mascarones de proa de la relación directa Chávez – Comandantes de batallón; que se inscribe dentro de una estrechísima vinculación, que pasa por llamadas de teléfono casi a diario, para preguntar por la unidad, por tal o cual profesional militar reportado por los oportunos informes de inteligencia, por los hijos (En algunos casos ahijados), la ayuda económica remitida para otro profesional, los ahijados o la comadre o simplemente para saludar. Eso lo ha sabido manejar muy bien y de manera demagógica e inteligente Hugo Chávez Frías. Eso simplemente, es comandar el Ejército de manera directa, sin tomar en consideración a los mandos formales.
La vinculación es tan directa, que los Comandantes de Batallón están autorizados para llamar a Hugo Chávez Frías en cualquier momento y en cualquier circunstancia al Presidente de la Republica; así sea también para...saludar.
La debilidad relativa del régimen pudiera residir en los Capitanes, pero estos no van a hacer nada que no esté respaldado por los Sub-Tenientes y Tenientes; y estos en su gran mayoría son hechura intelectual y doctrinaria del Teniente Coronel Hugo Chávez Frías en aquellas famosas clases de Ética y Liderazgo en la Academia Militar de Venezuela, durante la dirección del General de División Enrique Medina Gómez.
En tal sentido, podemos afirmar que el mando formal del Ejercito está distribuido entre el General de División Comandante General del Ejército, los generales Comandantes de Gran Unidad de Combate (Divisiones) y Unidades Superiores (Brigadas); pero el mando real, el que se ejerce y esta dispuesto a reaccionar contra las fuerzas que insurjan contra el poder, el mando y el liderazgo del Presidente de la Republica, reside en los Comandantes de Batallón que ajedrecísticamente ha sabido colocar Chávez, como piezas, en aquellas reparticiones militares criticas.
Si eso lo adobamos, con la estructura de seguridad e inteligencia que ha colocado alrededor de cada una de las unidades tácticas, el Presidente de la Republica, por vía de sus organismos de seguridad del estado (DGSIM, DISIP, Direcciones de Inteligencia de los componentes, Círculos Bolivarianos, Cubanos, etc.); entonces tenemos – aparentemente – una entidad completamente blindada contra cualquier reacción interna de la Fuerza Armada Nacional.
Eso de por si, inhabilita a cualquier oficial general u oficial superior, para tomar iniciativas distintas a las que emanen de la Guía de Planeamiento del Comandante en Jefe, y en esa lista se incluye al esotérico Comandante de la Guarnición Militar de Maracay.
Ni mando, ni liderazgo, ni poder respaldan al incorpóreo de Maracay; ni a algún general o almirante en esta revolución. Frescas están las palabras del Comandante en Jefe a un General de Brigada en una guarnición cordillerana “En esta revolución, en la mayoría de los casos, un sub-teniente, un teniente o un capitán; tienen mas peso especifico que un general o un coronel”
Esa expresión en otra circunstancia, con otros hombres, con otros generales; hubiera provocado al menos una solicitud de pase a la situación de retiro o cuando menos otra solicitud de relevo del cargo. ¡Pura dignidad!
De la única manera que el General Baduel, pudiera convertirse en el fiel de la balanza, es decir el indicador de, hacia donde se inclina esta; es cuando la fuerza de las circunstancias representada por ese alto porcentaje de venezolanos, le diga SI a la salida del régimen.
¡El más puro oportunismo!